Mirada al Rostro Oculto


En los últimos tiempos, gracias a Ceopepe (Código Orgánico Procesal Penal o COPP), cuando milagrosa, casual o de manera fiel y cumplida (ésta última rara vez se da) un delincuente es apresado, en rueda de reconocimiento lo colocan frente al fruto del delito, con su camisa cubriéndole el rostro, sin signos de asfixia, pues si uno lo hace, seguro mínimo se pone cianótico.

Esta acción se hace debido a que no puede mostrarse el rostro del(los) delincuente(s) hasta que se demuestre lo contrario, aunque estén 60 testigos, dos fiscales que salían de una arepera, 2 cámaras de televisión y él(los) atracado/s. Así no se harán juicios con anterioridad y los jueces, implicados, testigos y prensa no podrán tener nada malo, o sea, prejuzgar a los muy desgraciados falta de correa, dañados vagabundos, pérfidos sucios ratas asquerosas, lo que ayudará a las personas a no sentir rencor en contra de los perros esos.


La otra razón es que ello podrá ayudar a las madres que se encadenan y se ponen de tú a tú en las puertas del penal defendiendo a sus querubines a no ser puestas en vergüenza al ser sus retoños culpables o cuando ellas desesperadas vendieron la casa que con tanto esfuerzo compraron para poder sacar al sátrapa arrastrado ese de la cárcel que como recompensa a ella, seguro le será más mal agradecido que de costumbre.

Pero… ¿esto qué tiene que ver con nosotros? Mucho, por ser los atracados los perjudicados, aquellos que debemos ver como se llevan nuestros objetos y paz interior, que de nada vale ahora verles la cara pues se las tapan. Y desde el suelo donde nos dejaron como al Papa en visita oficial, es difícil verles el rostro.

Esto nos obliga a sugerir que veamos la barriga de nuestro atacante. Si es lipa de parásitos (disculpen el juego de palabras, parásitos en los parásitos), si tiene chocolatitos (hay que ser bien pato para dar esta descripción); si es barriga mondonguera; si las cortadas que tienen son por apendicitis o marcas de una culebritis; si le sale el maruto como el chupón de la bebé Simpson; si está desnutrido y robó por hambre (¿un celular?, ¿ó será como Movistar que te come los mensajes?); si tiene la barriga peluda, el ombligo como un túnel…en fin, tantas formas que pueden adoptar y usted debe memorizar

Les decimos qué hacer más no nos pregunte cómo, pues no hemos visto la manera de decirle al malandro ¡sácate la camisa! O peor aun decirle ¡a ver ese ombliguito ¿sí?!

Suena absurdo por la sencilla razón que lo es. Con esa regla del Ceopepe tenemos todas las de perder con las ruedas de reconocimiento. Lo máximo que podemos hacer es que cada vez que haya un detenido dirigirnos allá con una cesta tipo caperucita roja y decir que vamos a visitarle. Si no es nos vamos y si es, ¡pila con ponerse a darles manzanas envenenadas!. Llévenle otra cosa que no recaiga en su conciencia y que demuestre que usted está por encima de su maldad, como por ejemplo: Piñón, batido de Coco con Piña, Tortas de Tamarindo con Chocolate, Yogurt de Ciruela, Té de Sen y Ruibarbo, Toddy con Leche de Magnesia, entre otras delicatesses.

Y a la gente que está reformando el Ceopepe, si no pueden eliminar esta medida de protección al dañado, al menos permitan que sean tapados con bolsas plásticas o con las propias medias de ellos y que las ruedas de reconocimiento duren de tres a cinco horas continuas en el patio de la institución detectivesca respectiva. Gracias.

1 comentario:

Jahaziel dijo...
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