Complejo Nº 1: de Münchausen

Mentiras, historias inverosímiles en las que el narrador, protagonista de sus cuentos, se impone como "superior" sobre sus oyentes. Mecanismo de compensación a una situación de inferioridad.
El Barón de Munchausen protagoniza tres novelas del siglo XVIII en las que relata aventuras extraordinarias e inverosímiles que lindan con el absurdo. Como personaje literario es el prototipo del mentiroso.
Puede ser un manipulador profesional, alguien que por ser político (partidista) utiliza esta arma para atacar, contraatacar o recontratacar, creando un molesto círculo vicioso.
Para ello cuenta con jalamecates de oficio o personas que repiten sin saber qué carangano están diciendo o defendiendo. Existen los contra alegatos de defensa que tienen el mismo asidero que una mata de helecho en una alcayata de plástico.
También existen los medios. Los que toman el amarillismo como forma de trabajo y ese material de ficción soez se vuelve el prototipo de televisión familiar que saca la baba y nos hace ver un mundo de colores que ni Disneylandia podría conseguir.
Entre el común denominador, tengo que enfilarme contra el machismo venezolano. Ese en el que dice algo frente a los demás, mostrándose o rudo o indispensable, vilipendiando el papel de la mujer que está en el deber de darle su mamonazo para que se acople.
Esos que nos dicen “a la mujer se le dicen las cosas gritadas y ellas acatan”. Posiblemente la expresión ¡no me pegues más mi amor! es lo que ellos entienden por orden cuando es una petición de clemencia. Esos Münchausen criollos son los Palomino Vergara que reflejó Emilio Lovera.
Hay tanto cobero y cobera (las que te dicen, no esta es mi primera vez, te lo juro, cuando tienen un tatuaje en una nalga que reza “Segismundo estuvo aquí”), que ponerme a reflejarlos todos, me tomaría varios blog.
Más vale mucho soñar con heroísmo, ganas de destacar, de querer. De ello salen las historias, narraciones, personajes que son ejemplo de generaciones y son el fruto de que no nos negamos el don de soñar para el bien. Gracias por leer todos lo complejos.
Hasta yo vivo ese Complejo, cada noche antes de acostarme me imagino defendiendo a damas imaginarias de ladrones al propio estilo Shaolin. Quizás en mi mente es el único lugar donde puedo ser guardían de una mujer y ver su sonrisa para mi.

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