La Gripe: Enemiga Común


 Ciertamente que el cáncer y el SIDA, son dos de los problemas más atrinca que con­fronta la humanidad, pero por supuesto, son de los más graves, por­que cuando se presen­tan, no hay pele. Hay otros, que a pesar de no producir la mortan­dad de los anteriores, son sin embargo una verdadera ladilla, por lo seguido que dan, por el insoportable males­tar y consecuencialmente, por la enorme cantidad de horas de ausencia que provoca en las fábricas y ofici­nas. Uno de ellos, es la gripe.

Lo peor de esta en­fermedad viral, es que contra ella no existe remedio conocido, puede ser que algunos medicamentos alivien, pero en realidad la cura se produce una vez que se cumple su ciclo de incubación, desarrollo, apogeo y desaparición.
La cuestión comien­za cuando uno siente la cabeza como si el cerebro se hubiese desprendido de la me­ninge. Tamborazos re­tumban en su interior, alternando con el rítmi­co sonido de gong de pagoda budista.

Un zumbido ronco, como producido por cien mil cigarrones atormenta los oídos, mientras un intenso dolor, con agu­dos puyazos,se despla­za de la trompa de Eustaquio hasta las agallas y viceversa, amígdalas que han ad­quirido un hermoso co­lor morado pomagaz; los ojos se enrojecen y lagrimean copiosa­mente, las pupilas se agrandan al máximo y achican a su mínima expresión, todo al alu­cinante compás de los sonidos. Un vaporan por dentro del cuerpo, lo abrasa como si lo estuviesen asando a la parrilla y las piernas se sienten blanditas y va­cías, sin huesos en su interior.

Los estornudos, entre 60 y 70 en cada serie a la par que incrementa el lagrimeo, pone el abdomen tan adolori­do como si lo hubiesen usado a modo de ta­bloncillo en una com­petencia de levanta­miento de pesas...
Las fosas nasales ma­nan mocos por canti­dades industriales y us­ted gasta el papel tualé por gruesas. Su mujer le prohibe usar pañuelos, no sólo porque es .una cochinada, sino por­que podrió quedarse sin nariz, la cual de cual­quier manera le queda igualita a la de un pa­yaso...

Toma toda clase de remedios automedicados, sin ningún resulta­do, sin embargo insiste mañana, tarde y no­che con uno que le re­comendó el compa­dre; que es el que le ha caído mejor... ¡ron con limón!

El colmo de todo, es que esta calamidad de enfermedad la propa­gan las aves migra­torias, flamencos, gan­sos, patos, pájaros, que contaminan primero a los cochinos y éstos le pasan la bicha, con vi­rus mutantes, al ser hu­mano...
¡Madre vaina!

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