Para que tus tías, abuela y vecinas intrigantes tengan de qué hablar.
Todo sobrino o sobrina amerita un tío o tía que les alcahuetee y sea el tío de pinga o la tía que les defienda cuando le van a dar cocotazos en su casa. Ese es tu rol.
Para mantener en posesión familiar la casa materna, ya que tu hermana que se casó tiene su casa y a tus padres les dolería que la casa quede en manos del gobierno o una familia que no se deje joder por los vecinos como hacen ellos. Debes quedarte en esa casa por siempre.
Las damas de compañía ameritan clientes. Los putos también.
Hay hombres que necesitan a una a quien engañar con el famoso “yo me voy a divorciar para quedarme contigo, aflójamela”.
Para poder usar Facebook, Twitter, Whatsapp sin lío o miedo de que te corten la manguera de frenos del carro en un ataque de celos. Nada de escenitas, puedes tener amistades y hacer picardías a granel.
Sí todas las personas se casaran, las casas de pensión no tendrían inquilinos, se vendría abajo el negocio de alquilar cuartos a caballero o dama sola y no habría clientes potenciales para los ancianatos.
Las canciones tristes y de nostalgia por lo que fue o lo que pudo ser, no tendrían asidero alguno. Los bares con rocola necesitan de ti, no les niegues tu destino.
Porque el tiempo de Dios es perfecto. Pero jamás nos da la hora cuando se la preguntamos, así que mientras él le da cuerda a su reloj, a los solteros y solteras les toca gozar la vida sin ataduras, al menos para matar al tiempo que es mejor a que éste, te mate a ti.
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