Se encuentra un cajón prendido, mientras
una familia se encuentra inerte viendo un comercial que repite una cuña de
control mental (que la mayoría detesta) pero al siguiente día compran el
producto. La mayoría de las personas al pasar los años, van reforzando en la televisión que no hay nada que ver, que en su época todo era mejor, reforzando la teoría de qué tan viejos están los mismos y de cómo siquiera se toman la molestia de buscar dentro de la programación.
Dentro de un apartado se encuentra un sector de manifestantes que sí tienen razón, tras cierta basura que quema neuronas en los cerebros humanos y atormenta mascotas que están cercanas a ese cajón, se encuentran los realitys shows (que simulan ser de verdad) donde mientras más estúpido seas más televisado serás (hasta tal punto de pasar cualquier punto coherente).
Claro está, juzgar y otorgar la razón a cómo es la televisión sería injusto, porque también se encuentra la televisión educativa, que es desarrollada en su mayoría para patrocinar las invasiones alienígenas y próximas que están planeando diversos entes que no tienen nada que hacer más que destruir a los humanos a través de un documental alarmante, de gráficos repetidos del juego que pasaste ayer.
Asimismo, se encuentran programas donde la
producción es de dudosa procedencia y sugieren que el usuario no tiene sentido
común, donde interpretan los sueños a través del costo del mensaje +básico IVA+
salario del equipo de producción, entre otros se encuentran los programas de
cocina (donde todo está casualmente listo, aunque si lo hicieran en tiempo real
sería el doble de ladilla).
No obstante, entre apartados de caricaturas y películas repetidas de canales que sobreviven bajo el patrocinio de otras empresas, “destacan” aquellos programas dramáticos de resolución de conflictos a través de una “jueza” donde mientras más gritas y dramatizas el problema más rating tienes. (Dichos programas les falta una banda sonora de fondo para causar más revuelo.)
No obstante, entre apartados de caricaturas y películas repetidas de canales que sobreviven bajo el patrocinio de otras empresas, “destacan” aquellos programas dramáticos de resolución de conflictos a través de una “jueza” donde mientras más gritas y dramatizas el problema más rating tienes. (Dichos programas les falta una banda sonora de fondo para causar más revuelo.)
Por último, se encuentran dos tipos de
programas más como lo son las novelas, donde se establece el repetido valor de
superación, junto a los clichés de que todo se arreglará al heredar una fortuna
y vengarse tras una larga temporada junto a líneas cliché y nombres que oscilan
entre lo pseudomexicano-colombiano y derivaciones parecidas.
La segunda clase son los programas de concursos, donde la gente tiene la expectativa de ganar y de una u otra forma obtener más dinero, el más famoso girando alrededor de preguntas de conocimiento general hasta torturar al concursante tras la incesante pregunta de respuesta definitiva y perder con la pregunta más estúpida del renglón.
La segunda clase son los programas de concursos, donde la gente tiene la expectativa de ganar y de una u otra forma obtener más dinero, el más famoso girando alrededor de preguntas de conocimiento general hasta torturar al concursante tras la incesante pregunta de respuesta definitiva y perder con la pregunta más estúpida del renglón.
A todo esto, sigue la misma
interrogante ¿Hay mala televisión? Creo que la pregunta sería mejor.. ¿Por qué
la ven entonces? (Nadie les está pagando).
Autor: Daniel Klie
¿Quieres publicar tus post de amor aquí? Humoristech@hotmail.com a la orden
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