Señor
Presidente de la República, esta semana estuvimos reunidas las principales
cámaras que agrupan al gremio malandro de Venezuela y vemos la situación muy
alarmante para nuestros representados. Yo sé que desde afuera pareciera que
nuestro cuerpo vive su mejor época en la historia del país, pero como dice el
dicho, “bueno es el cilantro, pero tampoco tanto”.
Le
cuento qué es lo que pasa. Vamos desde el principio. Ya para nadie es secreto
que aquí hay demasiada impunidad. Si no lo vivimos nosotros mismos –que nos
agarran una noche y nos sueltan a la mañana siguiente-, lo vemos en las
noticias cuando sale un político opositor mostrando cifras de los pocos casos
que se procesan en el país. Y bueno, papá, con este panorama, cualquiera se
puede meter a malandro sin problemas. ¡Está demasiado fácil! Las condiciones
están más que dadas. Pero claro, viejo, eso con el tiempo nos ha traído un
problema: que ahora hay demasiado malandro suelto. En otras palabras, lo que
hay es un exceso de oferta, pues. Ustedes hablan de socialismo y tal y qué se
yo, pero la competencia que se vive en este gremio es el capitalismo más salvaje
que yo he visto. Ya lo que uno roba, lo tiene que vender burda ‘e barato,
porque hay un poco de malandros más vendiendo lo mismo.
Es un
enchave, porque la vida se ha puesto demasiado cara. Ya uno no se puede dar la
buena vida que se daba antes, que medio trabajabas un pelo en la tarde y con
eso podías vivir un mes tranquilo. No, ahora hay que robar en la mañana, en la
tarde, por la noche… ¿Y tú crees que uno cobra bono nocturno? ¿Horas extras? No.
Trabajo tanto, que voy a tener que sacar un afiche de mi cara para que mis
hijos me vean más en la casa. Lo peor es que a veces uno sale a robar y cuando
agarras a una víctima, resulta que alguien la acaba de atracar antes que tú. ¿Ves?
Nosotros también vivimos la escasez. Algo que nunca se había visto en este país.
Claro,
yo sé. Usted va a decir que uno lo que hace es quejarse para desestabilizar.
Pero no es así. Es más, hasta hemos tomado la iniciativa de presentarle unas
propuestas a continuación para ser discutidas en una mesa de diálogo, cuando
usted quiera, con el fin de que salgamos ganando ambas partes. Las peticiones son
las siguientes:
-
Que haya un sistema de capta huellas
o de regulación de víctimas, ¿me entiende? Que si fulano ya fue robado, no
pueda salir a la calle en un mes o algo así, de modo que solo salgan los que no
han sido robados y uno ya sepa cuáles son.
-
Más policías en las calles.
Esto es fundamental. Cuanto más policía haya en la calle, menos malandros vamos
a ser y mientras menos malandros, más víctimas para cada uno.
-
Pruebas psicotécnicas para
ingresar al gremio. Ahora todo el mundo quiere ser malandro, pero no todo el
que llega a este mundo está apto para ello. Solo debemos estar los más
capacitados.
-
Igualar tarifas o implantar un
sistema de costos y precios justos para los malandros. Es decir, que todo lo
robado por el gremio sea depositado en un fondo y después eso se reparta en
partes iguales entre todos los asociados. Así como hacen los mesoneros con las
propinas, pues.
Espero
se tome su tiempo para analizar estas propuestas y nos podamos sentar; pero que
sea pronto, por favor. De pana que la situación está inaguantable. Demasiada
anarquía. ¡Contrato colectivo para el malandro ya! Nosotros también exigimos un
pelo de paz.
Reuben Morales
Fuente: www.reubenmorales.com
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