Un Talk Show a Gritos

¿SON TALK SHOW O REGAÑOS SHOW?
Al parecer cuando se quiere fama, mejoras, dinero, oportunidades, la gente tergiversa la frase de los gimnasios “sí no duele, no sirve”, por ello, apelan a buscar oportunidad en programas de televisión donde les sacarán los trapos al sol, incluso los que les quedan atrapados o que les prestan en la sala de vestuario.

La televisión mundial se ha tomado a la tarea de hacer de sus show una forma de educación medieval en la que se incluyen quemas, destrucción, video-testimonios “reales” (énfasis en las comillas), videos “escondidos” (doble énfasis en las comillas) y los regaños. De esos en que las personas se quedan sumisas o responden incoherencias, como en cualquier pecaminosa discusión con padre y/o madre.

Hacen casting desde el momento en que envían correo con su caso o interés en salir en un talk show de alguna jueza, de una psicóloga, de un jurado o de un chef. Es el primer paso a que les monten los pies en el pescuezo a gusto. Cuando son convocados a la previa del programa, se puede escuchar la tierna música que antecede a la faena, la puntilla y el desposte de los toros en una plaza.

Nancy Álvarez (¿Quién tiene la razón?): Con un panel de personas que tienen la plena libertad de decir que sí a lo que ella diga porque si dicen no, ella les contradice, cada persona va a mostrar en sus casos hasta donde se le puede hacer daño a otra persona y por ende, van a expiar sus culpas exponiéndose en la televisión por cable, siempre defendiendo su derecho a meter la pata. Sí esto que dije le pareció un enredo, entonces evite el programa, porque es así. Lo importante es sacar en claro que ella es la que dice lo que es, no usted, el panel y menos el acusado. Sólo su productor del programa está por encima de ella en las decisiones, porque ella es su propia productora ejecutiva.

Se ha dicho: Sí bien ella (la Dra. Mónica Fernández) no regaña mucho a las personas, sino que les canta las leyes claritas, hay muchos que merecen ser regañados y ella lo hace, porque se creen no superiores a ella, sino a la ley. Es allí donde nos queda la duda, ¿Cuándo vaya a un tribunal que no sea de TV, se van a poner así de alzados o es la cámara la que les obliga a decir estupideces incriminatorias?; el caso contrario es la Dra. Polo, que sí es todo un show (es más un producto de televisión que del derecho)
Este programa nos hace acordar el de “Justicia para Todos”, con el Dr. Julio Borges, que sí regañaba a la gente, con la mirada y la palabra. Siempre esperamos que le lanzara el mazo a algún acusado necio, pero la TV no se lo permitía.

Gordon Ramsay: El chef más malhumorado y a la vez abnegado por su trabajo. Es de esas personas que regaña a otras para que se comprometa o que se hunda solo, pero que no arrastren a los demás y menos con la comida, que es bendita. Quema cosas, las rompe, se pone de tú a tú con los más alzados, hace llorar y el día que haga la escena de comedia del pastelazo en la cara, no será de comedia, será su forma educativa de decirle a la gente, “sí viniste a mí, te aguantas y te acomodas”. El amparo de tener un equipo de producción es que pueden someter al que se le caliente y le salte encima por estar queriendo regañar y criar hijos ajenos. Es bueno el cilantro, pero no tanto, Ramsey.

Simon Cowell: El juez de American Idol, entre otros del mismo corte, aprovecha su condición de “bad guy” para ser el juez que castiga con su comentario ácido y de regaño a quien lo haga mal o bien en cada concurso. No sabemos sí esta es una vida feliz o triste, estar poniendo a los demás contra la pared y exponerlo. ¿Qué tan gran artista y persona hay que ser para tener ese puesto?, la verdad que no tenemos idea de cómo se mide ese potencial, pero en su espalda ha de cargar esa cruz que le ha hecho trascender con el descender de los demás. De verdad que no envidio su trabajo.
Ese trabajo lo tenía en Venezuela la malvada “Malandra Elizabeth” en Cuánto Vale el Show y le dio fama…y olvido.

Y es así, amigas y amigos, como cada persona que parece no tener dignidad o por el contrario, tener temple de acero por un fin, se somete a un programa de televisión a ser juzgado por algo que luego en la calle será motivo de chismes y cuchicheos, porque alguien no le pagó el dinero a otra persona o porque le jugaron gallo guindado a su pareja con su mejor amigo (amistad de la cual deberían comenzar a desconfiar, digo yo).

También de esos que teniendo talento vocal o de algún arte o habilidad, se someten a un concurso donde les hacen sufrir, exponerse, llorar y ser eliminados luego de una tanda de regaños, cuando deberían tener chance de surgir por tener potencial; mientras tanto, un mal cantante graba algo a lo que le dicen canción en un ritmo pegadizo, para ser el hit bailable de la temporada, graban videoclips sin importar que no son talentosos pero sí están apadrinados. Esos pseudoproductos sí merecen unos buenos regaños del público.

Parece que los regaños no es que sobran o faltan, sino que la televisión y el mundo del espectáculo les mal direcciona. Y a las personas les digo: Sí tienen dinero y problemas, usen el dinero en buscar a un abogado y un psicólogo de verdad, porque al exponerse en TV no disipan el mito urbano de “a esa gente le pagan por hacer esa pantomima”, cosa que a mí me parece que es así, ¿y a ustedes?, porque ha de ser una raya de alta factura el que te señalen “fuiste el desgraciado que llamó la señorita (¿señorita?) Laura”, para que trapeara el piso contigo.

Lcdo. Argenis R. Garnica Serrano.

@Humoristech

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