Desventuras de un Gay Venezolano que se fue del País (parte 2)

DESVENTURAS DE UN GAY VENEZOLANO QUE SE FUE DEL PAÍS (con mi extraño respeto a esa comunidad)
(Extracto de ideas para rutinas de comedia que no funcionaron, así que quedan de libre depósito)

Estoy lejos…Y mi papá es feliz. Y no me mal entiendan, él sabe quién soy y me acepta, lo que no aceptaba es que le cayera a sus amigos y los hiciera sentir incómodos de decidir entre él y yo. Le dejé el campo libre. Y es que no sé para qué juzgar a los que decidimos hacer lo que sentimos y somos y ahora, como material de exportación venezolano, porque somos nosotros o la palma enana y al menos con nosotros sí saben qué hacer, ser y deshacer, con la palma aún no sabemos qué coño, pero la exportan porque hay mucha y allá la filosofía es desgastar toda vaina que se tiene, menos la resistencia, la paciencia y la vaina esa bien maluca llamada el chogüí Súper Popy que no lo dejan de fabricar.

La desventura que es mi hermana: Los problemas de la familia son varios, pero el más significativo es que mi hermana de 16 está embarazada. Y no es problema por eso o porque la familia del papá de la criatura diga que fue incriminado por unas cámaras de seguridad, cuatro testigos y los policías que lo vieron con la supuesta arma que tenía sus huellas y rastros de pólvora en sus manos y no le dieron chance de defenderse del atraco que tiró por su hijo, por lo cual culparon al atracado de cargar un celular inteligente, no correr rápido y no aguantar 2 tiros. Pero el problema real es que ella ahora se pintó el pelo de rojo para que el carajito le salga rubio y no moreno cara de indio con mirada de mototaxista del papá. Y lo peor es que ella está convencida que eso es así. Yo acepto la homosexualidad, pero esas mariqueras no me las calo y me vine para acá.

Mi desventura con la Correa: De niño me daban con la correa por cualquier cosa de las que hago ahora, hiciera o deshiciera. Aún me dan con la correa pero ya con otro gusto y eso que tengo las nalgas como sí me hubiese dado una embolia. Y no hablo más de Correa porque ese mal Presidente es tabú y no quiero que me vayan a insultar al tocar por pasado…digo, tocar el pasado.

Yo no quiero volver (hasta que no sea libre de socialismo) a Venezuela donde uno se agacha a recoger bolívares en las calles y no te agarran las nalgas. Acá tampoco, pero sí me agacho así (agacharse sexy), es para recoger dólares con que pagar a quien me agarre las nalgas.

Mi desventura con lo Extraño: Los avisos clasificados de “machos desinhibidos”, “me mide como una botella de Pampero” y sí, les mide así, pero las botellitas de los mini – bares. Las canciones llaneras de los bares a los que yo iba e iban los del público que van a dar un sorbo nervioso al trago o las que van a orinar ahorita haciéndose las yo no he jugado a la costurera tijereteando. Como esas llaneras de “mi ano, qué lindo eres…” o que te pidan que toques la paloma y te la paren de golpe, con el cuatro…o en cuatro, dependiendo de la sal y pimienta al gusto.

Pero el extrañar la Susy, Cocosette, Harina Pan, Samba, Nucita, Pirulín y Pirulón me llenan de melancolía. Por eso voy a Venezuela…abasto Venezuela cerca de la casa, que tiene todo eso, allá no lo hay.

FIN... (no el mío, yo sigo siendo aquel)

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