#Microcuento: Home Alone


“Las personas de esa casa estaban aquel domingo muy tranquilas, calladas, quitas. Se podía escuchar una aguja caer en el suelo. 
De manera sigilosa apenas veían por las rendijas de una ventana cerrada, temerosos de no ser vistos. 
La espera se hacía larga, sólo el toque de un timbre y de una puerta delataba el por qué se escondían…sí…estaban los evangélicos y Testigos de Jehová en la puerta con ganas de predicarles”. 
Y la historia se repite siempre, porque para ser religiones, jamás hay comunión de estilos entre ellas. 
FIN.

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