Bachaquerita linda, esto es para ti.
Han sido cientos y cientos de amores en mi vida, pero jamás ha llegado la indicada. Probé mujeres mayores y menores que yo, ejecutivas, hippies, extranjeras, mantenidas, ancianas y hasta con comiquitas (aquella vez cuando me enamoré de Yayita, la novia de Condorito). Llegué al punto del desespero. Tuve que echar cabeza y diseñar un plan para saber qué quería en mi vida. Fue cuando me vi el documental El Secreto y de inmediato hice mi mapa del tesoro.
Recuerdo esa solitaria noche meditando en interiores sobre la cima de un cerro, a la luz de la luna. Me decía a mí mismo: “Quiero una mujer astuta, con buenos ingresos, horario flexible, en forma y bronceadita”. Dibujé todo eso en un papel y saliste tú, mi bachaquera (¿o ya te puedo llamar “Mi Bachi”?).
Bachaquerita, a partir de hoy mi corazón está regulado para ti. Cuando comience el mes de los enamorados, daré esa primera semana de febrero para conocer a las miles y miles de candidatas que harán cola por mi amor. Ven el día de tu cédula, aunque si vienes con una cédula falsificada, me haré el loquito y te dejaré pasar un rato por mi corazón (sé que en este momento suspiraste… como lo acabo de hacer yo).
Anhelo con locura desenfrenada la llegada de esos días, pues mi vida al lado tuyo será un amor de cosas bellas… una bachata en Fukuoka… uh oh, uh oh, me voy enamorando. Estar a tu lado será como caminar por la alfombra roja sin que Jennifer Lawrence te arme un rollo. Tú eres la mujer perfecta para mí. Según el New York Times, tus ingresos promedios son de hasta 200 mil Bolívares al mes, cuentas con productos regulados y estás en un trabajo donde ni me preocupa celarte, pues sé que siempre estarás en tu cola habitual. Como te la pasas de pie por tantas horas y caminas llevando bolsas pesadas en tus manos, ya tienes todo un cuerpo de miss. Y el constante sol sobre tu piel… mmm… te regala ese bronceado canela que me vuelve loco, bebé.
La sola idea de formar familia contigo me emociona. Tus brazos fornidos son ideales para cargar muchachos. Nunca nos faltarán pañales ni leche en casa. Nuestros pequeños conocerán el valor del trabajo desde muy temprano. Ya me veo llevándolos a las colas contigo con sus partidas de nacimiento. De solo pensar eso, me brotan corazones de los ojos. Si todo esto no te convence, ten en cuenta que estoy dispuesto a darlo todo por tu amor. Te prestaría mi cédula para que la photoshopees y tengas otro día de trabajo. Incluso sería capaz de amputar las huellas digitales de mis pulgares para que ningún captahuellas frustre tus sueños. Todo por ti, nené.
Pero bueno, de momento pongamos los pies sobre la tierra. Tú estás a punto de conocerme. Yo estoy a punto de conocerte. Cuando sepa que eres tú la indicada, te invitaré una linda cena romántica. Iremos a un restaurante con terraza y comeremos bajo la luz de la luna mientras disfrutamos un exquisito vino tinto. Cuando menos te lo esperes, entrarán unos mariachis a darte una serenata. En ese momento me pondré frente a ti, me arrodillaré, sacaré un cofrecito de mi bolsillo y lo abriré. Adentro habrá un papelito artesanal con una nota escrita a pluma fuente diciendo: “Parece que regularon los anillos de bodas. ¿Harías esa cola conmigo?”.
Autor: Reuben Morales
Fuente: www.reubenmorales.com
Han sido cientos y cientos de amores en mi vida, pero jamás ha llegado la indicada. Probé mujeres mayores y menores que yo, ejecutivas, hippies, extranjeras, mantenidas, ancianas y hasta con comiquitas (aquella vez cuando me enamoré de Yayita, la novia de Condorito). Llegué al punto del desespero. Tuve que echar cabeza y diseñar un plan para saber qué quería en mi vida. Fue cuando me vi el documental El Secreto y de inmediato hice mi mapa del tesoro.
Recuerdo esa solitaria noche meditando en interiores sobre la cima de un cerro, a la luz de la luna. Me decía a mí mismo: “Quiero una mujer astuta, con buenos ingresos, horario flexible, en forma y bronceadita”. Dibujé todo eso en un papel y saliste tú, mi bachaquera (¿o ya te puedo llamar “Mi Bachi”?).
Bachaquerita, a partir de hoy mi corazón está regulado para ti. Cuando comience el mes de los enamorados, daré esa primera semana de febrero para conocer a las miles y miles de candidatas que harán cola por mi amor. Ven el día de tu cédula, aunque si vienes con una cédula falsificada, me haré el loquito y te dejaré pasar un rato por mi corazón (sé que en este momento suspiraste… como lo acabo de hacer yo).
Anhelo con locura desenfrenada la llegada de esos días, pues mi vida al lado tuyo será un amor de cosas bellas… una bachata en Fukuoka… uh oh, uh oh, me voy enamorando. Estar a tu lado será como caminar por la alfombra roja sin que Jennifer Lawrence te arme un rollo. Tú eres la mujer perfecta para mí. Según el New York Times, tus ingresos promedios son de hasta 200 mil Bolívares al mes, cuentas con productos regulados y estás en un trabajo donde ni me preocupa celarte, pues sé que siempre estarás en tu cola habitual. Como te la pasas de pie por tantas horas y caminas llevando bolsas pesadas en tus manos, ya tienes todo un cuerpo de miss. Y el constante sol sobre tu piel… mmm… te regala ese bronceado canela que me vuelve loco, bebé.
La sola idea de formar familia contigo me emociona. Tus brazos fornidos son ideales para cargar muchachos. Nunca nos faltarán pañales ni leche en casa. Nuestros pequeños conocerán el valor del trabajo desde muy temprano. Ya me veo llevándolos a las colas contigo con sus partidas de nacimiento. De solo pensar eso, me brotan corazones de los ojos. Si todo esto no te convence, ten en cuenta que estoy dispuesto a darlo todo por tu amor. Te prestaría mi cédula para que la photoshopees y tengas otro día de trabajo. Incluso sería capaz de amputar las huellas digitales de mis pulgares para que ningún captahuellas frustre tus sueños. Todo por ti, nené.
Pero bueno, de momento pongamos los pies sobre la tierra. Tú estás a punto de conocerme. Yo estoy a punto de conocerte. Cuando sepa que eres tú la indicada, te invitaré una linda cena romántica. Iremos a un restaurante con terraza y comeremos bajo la luz de la luna mientras disfrutamos un exquisito vino tinto. Cuando menos te lo esperes, entrarán unos mariachis a darte una serenata. En ese momento me pondré frente a ti, me arrodillaré, sacaré un cofrecito de mi bolsillo y lo abriré. Adentro habrá un papelito artesanal con una nota escrita a pluma fuente diciendo: “Parece que regularon los anillos de bodas. ¿Harías esa cola conmigo?”.
Autor: Reuben Morales
Fuente: www.reubenmorales.com
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