Un muchacho no bien agraciado
consiguió una novia, regordeta y coqueta; se les veía feliz. Entonces las
amigas de ella le dijeron que él era muy feo, que lo dejara.
Ella lo invitó a su casa una
mañana, él fue con su papá que le dio el aventón y le dejó, a las diez de la
mañana, sin dinero. Ella no lo dejó entrar y le echó agua para que entendiera
que lo estaba corriendo. El muchacho esperó que su papá regresara, sentado en
la acera frente a la casa de ella. El papá llegó a las ocho. Él lloró y ella ni
pendiente.
Ahora ella está gorda y fea y
él gordo y feo.
FIN
Ella,
obesa, se enamoró de un obeso que le gustaban las gordas. Se casaron y él se
mudó con ella y su mamá. Luego la suegra murió, la gorda engordó más y él le
dijo que no la quería tan gorda. Para retenerlo, ella engordó más, pero por
embarazo.
Él la
dejó y a sus hijos. Se fue con otra gorda pero menos gorda. Ahora, él se hace
de la vista gorda para mantener a sus hijos. Las peleas que tienen al verse,
son de peso. Los hijos, por lo menos, lo toman todo light. Lo último es que a ambos
les pesa el haberse casado.
FIN
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