Aunque ustedes me idolatren y me alaban
como a un ser divino, realmente tengo mis manías que casi me hacen humano como
ustedes, no tanto, porque podría perder mi status como deidad.
Y es que cuando uno va para viejo, todo le
hiede y nada le huele. Así practiques el budismo y aguantes estoca o
indiferentemente, de una u otra formas las cosas del mundo te van haciendo
crear sistemas de defensa para evitarlas, así no sean malas.
Tengo mis manías bien tipificadas. He aquí algunas
y sus justificaciones.
Sobre los cumpleaños
No felicito a la persona que no me haya
felicitado en mi cumpleaños y como cumplo el 27 de enero, tengo un espectro
amplio de proyección.
Y no lo hago por venganza, sino para no
molestar. Explico, porque tengo mis manías bien fundamentadas: Si tú no me
felicitaste ni siquiera una semana después y vengo yo y te felicito, de seguro
te vas a avergonzar y sentir mal. En cambio, si no te felicito, te dirás “bueno,
yo tampoco lo hice” y se te quitará la pena. Ahora, si crees que es
retaliación, es que no me conoces, porque tengo mis manías, pero la venganza y
rencor no están en mi divinidad.
Otra cosa es que sólo digo a la persona
cuando cumplo, una sola vez. Dos es ostentoso. Y si la persona tiene interés,
consulta de manera externa y así, de seguro ya se acuerda. No confundamos no
saber con no querer saber y olvidar con no querer remediar.
Ah: La canción del cumpleaños feliz sin
instrumentos y/o un montón de gente, no
me gusta que me la canten, entre dos o tres parece más bien oración de
novenario.
Y bueno, días antes de mi cumpleaños, me
pongo intenso. Tengo mis manías sobre los regalos que termino no recibiendo.
Tengo mis manías al caminar
Como caballero dorado, si camino junto a
una dama, yo voy hacia el lado de la calle, si ocurre algo el boche me lo han
de dar a mí.
Para entretenerme, voy hablando solo. Siempre
hay quien critica o burla, pero no se da cuenta que en su mente habla solo
también, eso sí, desperdiciando neuronas, algo que yo no hago.
Imagino que voy dándole golpes tipo Kung Fu
a todo el que veo pasar y dónde les puedo dejar boqueando. Sí, eso es un poco
sicótico, pero catártico, así se entrenaba Bruce Lee.
Evito verme en las vidrieras, porque me doy
cuenta lo que los demás ven y me parece que tienen razón al no verme.
Para comprar
No compro en locales donde tienen puesto
reguetón, vallenato, trap o una cadena presidencial o canal izquierdista. Mi dinero
no va a financiar sirvengüenzuras.
Si hay más de 5 en la cola, es posible que
devuelva la mercancía a su sitio y me vaya a otro lado o envíe a otra persona a
comprar.
Tengo mis manías como los perros al comprar:
Le soy fiel a las personas que me tratan como una persona y compro, donde
trabajen.
Me encanta hacer mercado. Porque eso
garantiza que voy a comer lo que quiero.
Tengo mis manías para la ropa
Nunca sé qué tipo de zapatos quiero
comprar, sólo veo hasta que siento que alguno me cautiva. Luego, resulta que no
hay en talla 44.
Las franelas y camisas deben sentirse como
nubes en mis dedos o no las compro, ya que siento que toda tela, me pica.
Así como visto en la calle, visto en casa:
zapatos, medias, franela, pantalón. Uno nunca sabe cuándo habrá un terremoto o
inundación y salir en ropa inapropiada visualmente o para el frío o para
correr, no va conmigo.
Para cada ocasión, alegre, triste, etc.,
hay un tipo de ropa. Ejemplo, para dormir, pijamas. Largos, por si el terremoto
o inundación es de noche, obviamente.
Tengo mis manías para toda ocasión
Bebo el agua directo de la jarra, por eso
tengo mi jarra privada.
Les compro dulces a mis personas
apreciadas, para que no piquen de los míos.
Le doy tres golpes a las resmas de papel
antes de usarla. Quizá en otra vida fui ganadero y le daba palmadas al ganado
antes de llevarles al matadero, digo yo.
No sustento mis conversaciones en
groserías, sólo son complementarias. Mucho menos gasto caracteres
escribiéndolas en mensajes o tuits.
Tengo mis manías sobre las series de drama
o exterminio. Si quiero escapar del mundo, ¿por qué voy a ver cosas estresantes
y similares?
Tengo mis manías contra los dedos de los
pies. Si son feos o no agraciados, no justifico que los muestren en sandalias, chancletas o descalzos. Lo
peor, una vez que los veo, pues los veo y veo y veo, como para flagelarme.
Tengo mis manías sobre las mentiras, no las
digo, porque me divierte ver a la gente no creerme; pero me divierte más su
cara avergonzada cuando se dan cuenta que no mentí.
Uso el sarcasmo, la ironía y la alegoría en
forma exagerada a veces; pero casi siempre con el fin de sacar a las personas
de su letargo, dolor, tristeza o error evidente. Y me agrada cuando me aplican
de manera casi tan inteligente, procaz y libre lo mismo, en esos extraños raros
en que paree que me equivoco.
Tengo mis manías con los mensajes. Antes enviaba
poemas. Pero cuando vi que molestaban, dejé de enviarlos. Y si me dejan en
visto 3 veces, pues ya no molesto. Sé que tengo mis manías, pero también dignidad.
Y además, sé que las demás personas no tienen el mismo tiempo que yo y les
respeto, ¡PORQUE SOY GRANDIOSO!
Tengo mis manías con las amigas casadas,
ennoviadas o que son amantes. No les escribo chat ni mensajes personales. Me parece
irrespeto a la relación. Si me necesitan, cuentan conmigo, claro está, mis
consejos y apoyo son mejores a los de 100 psicólogos, coaching o el Papa. Pero no
chateo con ellas, así tengamos años conociéndonos. Eso siempre termina mal,
para mí.
Ojo, en lo anterior, aclaro que si yo
tuviese mi pareja, no aplicaría esa, porque yo sí soy un hombre seguro y
centrado, no como los maridos, novios y amantes de mis amigas que andan errados
y les hacen sufrir a las pobres.
Sé claro que tengo mis manías y la mejor de
ella, es escribir de la forma más divina y celestial sobre todo, sin
comprometer a nadie, mucho menos a quienes confiaron en mí.
Secreto que se me dice, secreto que muere
conmigo. Porque soy adorable y confiable, aunque tengo mis manías. Más de todo
trato de sacar una buena enseñanza. ¿Qué le puedo hacer?, soy el guardián de
las cosas que les convienen, llegar a mí, es obtener humor y paz.
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