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Un Brindis por mi Hijo (de @Humoristech)

Es tan pequeño este shot y lo que te puedo decir hijo mío…

Recuerdo cuando te destetamos porque a tu mamá le redujiste un seno y el otro no; de la noche a la mañana te dimos café en compensación.

Decías que tenías calor, así que te comprábamos una gavera de 24 refrescos a la semana, que te duraba menos que eso, así que lo compensábamos con malta y bebidas achocolatadas.

Para la escuela siempre te dábamos merengada de cambur que tomabas tibia a la hora del recreo; esas diarreas que te daban luego nos pusieron a pensar, que quizás estabas comiendo alguna otra cosa y por ello no te dábamos dinero.

Ya en el liceo, el jugo de tamarindo con galletas de chocolate que se te dio como fascinación nos agradaba comprártelo; bajaste mucho de peso en la pubertad, por eso teníamos un buen stock para que siguieras.

Comenzaste a trabajar y te llevé a tu primer BAR; bueno, fue lo oficial, porque ya tú te habías ido con los amiguitos del liceo, más le guardamos ese secreto a tu mamá cuando te fui a rescatar a la comisaría.

En ese BAR en que conociste a “La Cacaita”, que te enseñó lo que yo no podría haber hecho, beber hasta que el ombligo se te brotara, como una prueba de amor a ella que era amada por tantos. Allí sentí que nos desconectamos un poco, pero era válido, por una mujer, cualquier padre se aleja, es ley de vida.

Luego nos reencontramos aunque por muy poco tiempo, ya que fuiste luego de tantas súplicas de tu madre, a Hogares CREA para desintoxicarte, decía ella, para hacer más espacio, digo yo.

Ahora, ya no consumes alcohol, lo cambiaste por bebidas energéticas de esas que saben a gelatina con 5 cucharadas de bicarbonato; y te anexaste a la secta de Herbalife, donde tienes esa bebida con la cual suples todas las comidas.

Más en estos instantes el reto mayor para ti es el mismo que para nosotros, tragar grueso, porque te van a retirar parte del estómago ante tanto ácido que le metiste no sé cuándo. Debe ser una debilidad que te viene por el lado materno, porque por mi parte comemos hasta piedras y no nos da ni hipo.

Es eso más el legado de beber agua o jugos no cítricos o beber lágrimas. Caray, empiezo a creer que la vida nos embebió hijo mío, un trago amargo que vamos a tener que pasar sin soda.

Todo esto te lo escribo en el mismo BAR a donde veníamos. Saludos de la Cacaíta, ¡SALUD HIJO, ESPERO QUE NO TE MOLESTE COMER LÍQUIDOS EN VEZ DE TOMARLOS!, en Navidad te regalo una carterita para que puedas tomarte algo guillao, nadie se enterará.

Autor: Argenis Serrano @Humoristech
Publicado en primer orden por: www.papaonfire.com.ve

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