El problema de la migración venezolana y/o latinoamericana, es la
envidia salarial. Con tan sólo enterarse cuál es el salario medio inglaterra la solución más práctica es sacar
pasaporte, visa y averiguar si tu tatarabuelo, ese que cargaba sacos de papas
para sobrevivir, tenía linaje británico y así adoptar más rápido la
nacionalidad.
Hay quienes se mueven por un futuro estructurado, bien construido y
humilde, sin bajar la cabeza, para forjar una vida mejor fuera del país. De
esos no nos vamos a ocupar porque son unos aburridos.
Pensemos mejor en quienes ven el salario medio londres y colocan todo su esfuerzo en irse a vivir allá, incluso
planeando irse a pie, para lo cual buscan en Google, ¿Cómo caminó Jesús encima
de las aguas?
Esa envidia salarial les mueve más, que el porvenir y reconstrucción al
cual deberían entregarse por completo, para ser los ciudadanos venezolanos que
el mundo requiere.
Y sí, saben que no son todos, porque muchos tenemos familiares que se fueron
del país y les ha ido bien. Esos que venden tequeños, hacen delivery, hacen
hallacas en programas de comida o son médicos. De esa gente noble tenemos
muchos, pero de ellos no trata esto, porque son también todos unos aburridos,
que no arman polémica.
Los que nos interesan son esos que por la envidia salarial, la que no
logran en el país porque no les da la gana de trabajar de 8 a 12 horas como sí
harían –quiéranlo o no- en el extranjero. Esos que sólo quieren ver los
resultados de tener una casa y un carro al primer semestre en Nueva Zelanda,
Australia o Alemania.
Pero, como no se saben la de chambear ni la de mi primera chamba, sino del querer lo que los demás quieren o al
menos, que éstos no tengan nada y así crear la verdadera igualdad de todos en
el barranco, sus vidas son poco productivas.
Son esos que dicen que cuando trabajen y ganen dinero, van a comprarle
un air fryer a su mamá, una mecedora a su papá y le van a pagar la operación
del corazón al perro.
Pero cuando toman un empleo, al primer cobro, se dicen que su mamá puede
seguir cocinando con leña, su papá sentarse en una gavera de cerveza y el perro
no les grada, para que les quede el dinero completo. Terminando comprando
tonterías y endeudándose, además de dejar el empleo porque el jefe les llamó la
atención y eso les da ansiedad.
Son esas personas que ven páginas webs especializadas en el modo de vida
socioeconómico de todos los países, tipo salariojusto.com
y en vez de inspirarse a luchar por estudiar una profesión u oficio y/o diseñar
un emprendimiento para mejorar su calidad de vida, lo que se les prende es la
envidia salarial y un reconcomio contra la gente, en especial la que trabaja y
también la que no les ofrece un trabajo a ellos donde les paguen 10 veces el
salario mínimo en dólares, vacaciones dobles y sólo 3 días a la semana y
virtual, como sí la albañilería pudiera laborarse así.
La envidia salarial
Ha movido a muchas personas a irse del país y cuando ven que al
conseguir empleo, tienen que trabajar, les entra la nostalgia por su país, o
más especialmente su cama, desde donde controlaban al mundo en sus largas horas
de pereza.
Quieren dinero, pero sin el deber de trabajar, haciendo que su
reconcomio llegue hasta a Adán y Eva
que por estar comiendo manzanas (que no es una fruta nuestra), condenaron al
mundo a la esclavitud del trabajo (dixit ellos, yo no lo dixit).
La envidia salarial no permite planificar, prepararse, tener idea de
cómo reaccionar y/o a qué atenerse al irse del país. Sólo quieren el goce de
los familiares y amigos que tienen cosas y realizan viajes con lo que ganan.
Pero se saltan el proceso del trabajo y el echarle ganas.
Quizá se acabaría el éxodo de los inservibles, sí los familiares y amigos
en vez de postear videos de sus viajes, gustos, casas y fiestas, colocan el del
trabajo que realizan y cuántas horas lo hacen y lo que deben pagar para tener
derechos.
También, que las personas que leen a salariojusto.com entiendan que detrás de cada salario, hay
compromiso tanto de las autoridades como de los empleadores y los trabajadores.
Todos deben aportar con ganas, para ganar ganadamente.
A lo mejor eso no erradicará la envidia salarial, pero haría que la
exportación de personas sea de pura calidad.
El problema es que los improductivos y resentidos, se quedan aquí y esa
toxicidad, se pega. Yo de eso, sí que tengo miedo, pero no me iré del país.
Aunque sí puedo aceptar que me envíen aportes económicos, o sea, que
hagan efectivo su afecto por mí, para así sentir que tengo un salario
internacional y saber qué se siente. Claro está, sin envidia, es más bien
curiosidad científica que quiero satisfacer con dólares y euros, como
investigación de campo.
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