Cumplir 18 años está más allá de poder
comprar cervezas, cigarrillos, ir con las cariñosas, votar, salir a las rumbas,
hacer una gran fila para ver si consigo inscribirme en la universidad, manejar.
Realmente es el inicio del peligro
constante, latente y desorbitante de que tus padres te echen de la casa porque
ya tienes la edad para salir a laborar en Mc Donald’s y comprar tu primer
terreno como hizo él a la misma edad (aunque laboró en Mc Arepas).
Estos 18 años son para liberarme del
estrés de la rutina, como esa de notar que sólo hemos conocido 2 Presidentes
acá y una chorrera en otros países (por razones que no son del dominio público,
ya que no es por el público que estén allí, es algo más privado, de ellos, del “me
da la gana”).
Quiero escapar de esos menesteres
aunque sea un año sabático y gozar la vida sin pensar en que me estén limitando
desde lo que más me duele, el bolsillo.
Anhelo esa libertad de hacer lo que me
salga del forro de la gana, con la diferencia de que lo que haga no va a
perjudicar al entorno, más bien lo alegrará diciendo, “mira lo feliz que se ve”,
para que, acto seguido, comiencen a envidiarme y desearme mal como hace un gran
porcentaje de la población.
Tengo una mentalidad de avanzada que
he demostrado desde mi primer añito, todos los cambios que he vivido, la gente
que me ha conocido, la gente que he admirado, los lugares donde he estado, tan
solo por ser como soy.
18 años productivos de los cuales he
surgido del dolor porque así es mí humor, como el tango que saca notas
melódicas de los momentos feos al contrario del reguetón que crea momentos feos
con esas notas arrancadas de las tripas de quienes las escribieron.
18 años a lo grande
Me voy a dar el gustazo de esta edad
que brinda permisos en mi país y es la apropiada para cometer locura y que
digan, “bueno, son cosas de muchacho, tiene la edad pero no le llega bien el
agua al tanque del cerebro y de allí que cometa estupideces”.
Para celebrar estos 18 años quisiera…
Saltar en paracaídas, sin riesgo de caer
en Corea del Norte.
Bungee jumping, para saber lo que
sienten los Yo-Yos.
Conducir un auto deportivo a toda
velocidad en un circuito, pero que el carro sea como el Mark 5 para saltar
sobre los rivales “Chiommmm Chiommm Chommm”.
Practicar deportes extremos como el
surf, snowboard, parapente o el ala delta. Así hacían en Baywatch y en las películas
de James Bond.
Realizar un salto en caída libre desde
un puente o plataforma elevada y que me ataje una armadura como la de Iron Man.
Hacer un tour en globo aerostático,
para darle la vuelta al mundo en un solo guamazo.
Ir a un parque de atracciones y subir
a las montañas rusas más extremas, de esas en las que se te cae un zapato, el
teléfono, el hígado.
Realizar un salto en tándem en
parapente, porque al parecer al tener 18 años se nos abre el instinto de
brincar, quizá porque por la situación económica vamos a vivir en un solo
brinco.
Hacer puenting desde un puente o
plataforma elevada, como para rematar la obsesión de querer no llegar a los 19
años porque marqué la última tarjeta apenas cumplidos los 18 años.
Ir a un parque de aventuras y desafiar
los retos, así como hacían en Ninja Americano o Mega Match.
Aprender cosas interesantes, como el por
qué en los comerciales de pañales los bebés orinan de color azul o cómo puede
considerarse popular alguien al que apodan “pescuezo e’pollo”.
Toda esta picazón de cutis es porque
hoy 14 de septiembre estoy cumpliendo la mayoría de edad en Venezuela. 18 años
llenos de humor y paz y por ende quiero celebrar a lo grande.
La cosa es que todo eso amerita dinero
y además, sólo soy un blog de inteligencia no artificial, así que no puedo ir a
lanzarme de ninguna parte ni andar de patiinquieto.
Sólo puedo seguir siendo la manera más
digestiva de llevar al día a día en todas las realidades posibles, pero duchas
con Humor y paz.
Gracias a quienes directa o
indirectamente han sido copartícipes de estos 18 años que, siendo poquitos,
igual me ganan el sitial del blog de humor independiente venezolano más viejo
del país.
¡A ayudar, reír, pensar, luchar y gozar aunque los malos no quieran!
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