Autor: Reuben Morales
Cuán afortunado me siento de coincidir contigo cada vez que voy a la playa, amigo propietario de camioneta 4x4 que cuenta con un gran equipo de sonido empotrado en la maleta. Más bien había tardado demasiado en dirigirte un escrito para agradecer lo divertidas que haces nuestras estancias litoralenses (¡y además gratis!). Eres mucho con demasiado.
Gracias, en principio, por decorar la playa con las coloridas cornetas de tu camioneta (a veces adornadas con lucecitas). Gracias a eso, ya la playa dejó de ser una experiencia visual tan monótona para solo inspirar pinturas como las de Reverón. Ahora nuestro campo se enriquece con todos esos colorcitos fosforescentes que adornan tus cornetas.
Gracias por poner el volumen tan alto y por contar con unos bajos tan potentes. Ahora cuando voy a la playa, no solo me relajo con las olas; sino que la vibración emanada por tu camioneta me brinda un continuo masajear que disipa los nudos de mi espalda y mi cuello. Además, tu música bloquea todos esos sonidos molestos, como las mascotas de algunos turistas, los pregones de los vendedores y las campanitas del heladero.
Gracias por hacernos conocer mezclas jamás antes logradas ni por los mejores DJ’s de Europa. Cuando tu música se mezcla con el reggae de la camioneta de al lado, siempre termino escuchando fusiones inéditas como “No, woman, no… dale maraca, maraca, maraca”.
Gracias por traer en tu camioneta bastantes mujeres en bikini con todo operado. Así me recuerdas que el camino para superarme no está en estudiar, sino en reunir dinero para tener una camioneta como la tuya.
Gracias por ahora adoptar la modalidad de parar a un DJ en el techo de tu camioneta. Yo perdía el tiempo adorando a personas intangibles para mí, como Chaplin, Jaime Garzón, Steve Martin y Nelson Mandela. En cambio tú me has traído a un ídolo de carne y hueso y me lo has puesto a solo metros de distancia. ¡Lo puedo ver y tocar!… ¡Gracias!
Gracias por tomarte la tarea de ilustrar a todos los niños que están en la playa con datos de educación sexual. Cada vez que uno de tus reguetones grafica genitales, poses y formas de nombrar a la pareja, estoy seguro nuestros niños se concientizan. Qué raro que la ONU no te haya reconocido como activista para sacar a Venezuela de la lista de países con los índices más altos de embarazo adolescente.
¡Ah!, y para no descargar la batería de tu camioneta, gracias por dejar el motor encendido con el tubo de escape apuntando hacia los toldos de los bañistas. He descubierto que esa tenue nube de monóxido de carbono me hace agarrar una nota tan sabrosa, que ahora no me hace falta gastar en licor cuando voy a la playa.
Cuánta deuda siento contigo, amigo. Cómo me gustaría retribuir todo esto que haces por nosotros. Es más, la próxima vez que nos veamos, espicharé tus cauchos para que te quedes en la playa por siempre con nosotros y no te vayas. Rasgaré las mallas de tus cornetas para ayudarte a conseguir nuevos sonidos interesantes que enriquezcan esa música vanguardista que solo tú sabes hacer. Ojalá la próxima vez que nos veamos en una playa, no solo estés tú. Ojalá lleguen contigo siete camionetas más, equipadas con las mismas cornetas, y armen un estruendo tan, pero tan grande, que la tierra tiemble, se forme un tsunami y se los lleve a todos. Así, finalmente las especies marinas apreciarán toda esa música que se han estado perdiendo por años.
Entiendo que por estar equipando tu camioneta o buscando nueva música, muy probablemente no estés leyendo esto ahora… ni mañana… o nunca. Sin embargo prefiero dejártelo por escrito, pues cuando finalmente logre hablar contigo en un futuro para felicitarte, creo estarás demasiado sordo como para escucharme.
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