Un día sin colombianos (de @ReubenMorales)


Autor: Reuben Morales 

Personas colombianas como Ricardo Quevedo (@cejaspobladas),
quieren venir a Venezuela,  pero por el lío (en general), no pueden. 
Querido amigo cuyo trabajo actual es dirigir y administrar un territorio ubicado en la parte norte de Suramérica (para cuidarme las espaldas, siempre busco dirigirme hacia esta persona de un modo disimulado y maduro); veo que actualmente andas en una de xenofobia con los colombianos. Entiendo que odias mucho a los Estados Unidos y, sobre todo, a sus militantes del Partido Republicano; pero estoy comenzando a pensar que todos los días hablas por Skype con Donald Trump para agarrar tu cursito de purga étnica ooon line. 

No sé qué te ha llevado a esta deportación extrema de colombianos. ¿Será que tantos años de relación entre nuestra casa de mises y las organización Miss Universo de Donald, nos puso en deuda con él como con el mafioso Vitto Corleone? ¿Será que quieres eliminar todo lo que te relacione con tus aparentes orígenes? ¿O será que los colombianos son los autores intelectuales de esta guerra económica que no me permite encontrar arroz ni a más de 800 kilómetros de la frontera? No sé por cuales caminos lógicos llegaste a esta horrible idea de expulsar colombianos usando métodos tan inhumanos como los vistos en estos días 
Muchos han dicho que el límite de la tolerancia del pueblo llegará cuando escasee la comida. Otros, cuando escasee la caña. Yo pienso que puede venir cuando escaseen los colombianos. ¿Es imaginable el normal funcionamiento de nuestro país sin colombianos? ¡Jamás!, colapsaría. No tendríamos buenos albañiles, ni buenas señoras de servicio, ni buenos mecánicos, ni buenos dueños de negocios, ni buenas costureras, ni buenos gerentes de corporaciones, ni novelas, ni noticieros de televisión más veraces que los nuestros, ni conciertos de Silvestre Dangond o Felipe Peláez, ni una buena bandeja paisa, ni una selección cercana a la cual apoyar en el mundial de futbol ¡ah!, ni presidente. 

A mí este tema me duele de manera especial. Mi familia paterna nació y se crió en Cúcuta. Por la crisis de allá, se vieron en la necesidad de mudarse para acá hace muchos años y este país les dio todas las oportunidades. Les dio tantas, que en el siglo XXI la gran mayoría de ellos pudo escoger a cual país del mundo mudarse dignamente. Gran parte de lo que soy se los debo a ellos. En pocas palabras, yo  –en carne propia- que un colombiano no es malo por el simple hecho de ser colombiano. Todo lo contrario, bastante tenemos nosotros que aprender de ellos. Son personas que se han formado en la cultura del trabajo, del respeto y de los méritos que brinda la educaciónDoloroso espejo ante el cual debemos vernos quienes nos hemos deformado en la cultura del Estado que me da, del irrespeto y de los méritos que brinda el dejar de estudiar. 

Hace unos años saque mi ciudadanía colombiana y obviamente me da un poco de susto pensar en lo que pudiera pasar si sigue esta xenofobia oficial extremaSin embargo también siento un particular alivio y esperanza. No sabía que inmigrantes indocumentados de escasos recursos viviendo a más de 800 kilómetros de nuestro palacio de gobierno, fuesen la principal amenaza de un país potencia que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo. 

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