Hoy y cuando lea esto que
no perderá vigencia, tenemos que hablar de estas aberraciones. Y no lo son por
ser mutantes, acá no hay ataques xenófobos contra la raza, género, credo y sexo
mutante porque ellos pueden ser nuestros amigos o familiares y a su vez,
destruirnos.
Y es que las Tortugas
Ninja son integrantes de la imbatible Generación X, con mutación de ese y otros
cromosomas realizados por el Ooze (no confundir con Ivan Ooze de los Power
Rangers). Un concepto netamente radical en que unas tortugas, mismas que en la
vida real son comidas por aves, peces mayores o turistas que consumen pastel de
morrocoy, mutaron para hacerse lo más superior que existe entre la raza humana,
ninjas. Bueno, eso y banqueros o ahorristas en bitcoin.
Entonces las mismas merecían
ser honradas con trazos e historias dignas. Tienen 5 películas live action y
una en animación 3D, además de las versiones para TV, con historias donde hay
cruces de mundos, nuevos mutantes, animación sombría, propia de los ninja y
para reducir la tasa de infartados y diabéticos en las caricaturas al ver a
tortugas tamaño natural hablando, dando piruetas, armadas y con facilidad de
partirte la madre.
¿Había necesidad de tal
desgracia de transformarlas en una caricatura de una caricatura de una
caricatura de sí mismas?, tantos jóvenes que se matan por ser excelentes
dibujantes, pasando la prueba de dibujar ojos y zapatos que es tan difícil, los
contratan y los ponen a dibujar estas cosas, concebidas por Nickelodeon que
luego de despedir al pedófilo Dan Schneider como que se quedaron con su fetiche
por los pies, porque con las patas diseñaron este concepto.
Le colocan un título
épico, “El Ascenso de las Tortugas
Ninja”, una joya de verdad y resulta que es el descenso al foso de la pena.
Hasta parecen diseñadas por un plan de gobierno latinoamericano cualquiera,
donde los corruptos se robaron la partida presupuestaria. Y el siguiente golpe
es contra el tema inicial, que sí bien respetamos y aupamos el doblaje al
castellano, cantarla en nuestro idioma es aumentar lo aberrante del programa,
parece que buscaron a los perdedores de los concursos de canto, les dieron una
bolsa de pan y lo grabaron.
Ahora Rafael es el líder;
y yo no he visto que líder que actúe con la bilis le sirva a la causa del bien
y la justicia. Nada más por ser el más alto. Hacemos una pausa para describir
lo obvio, éstas tortugas están basadas en las últimas películas que nos
muestran que cada quien muta de manera distinta, como los que se casan y luego
cada uno se hace el monstruo que decía no ser.
Seguimos. Leonardo, el
líder anterior, ahora es una especie de “se los dije”, que no lidera, que se
hace el pendejo y ve cómo gana. Parece funcionario público pues. Donatello es
el geek y anda amargado con los 1.0, lo que es lo más normal para los geek,
pero, ¡no había razón de rayarnos!; con respecto a Miguel Ángel, le quitaron lo
ingenuo y lo pachanguero. Eso nos muestra que se están acabando los bonachones
y están mutando a pasivos que no sobresalen. De ellos viven los activos, en
todo género.
El maestro Splinter pasó
de rata a una especie de gato – rata – zarigüeya con aires del señor Miyagi del
Karate Kid y hasta con la misma voz. Parece un viejo sin oficio y pendejo con humor
verde y marrón que dista de aquel filósofo, padre, maestro estricto que no era
rata, siéndolo.
En el caso de April
O’Neill, pasó a ser de rubia a Megan Fox (de quien no hablo porque terminamos) a
una morena con lentes. No sé, pero con eso de los “políticamente correcto) acá
hay algo de racismo… contra las rubias bien acuerpadas…y Megan Fox.
Los episodios son de 15
minutos porque de verdad que no se aguanta mucho. Ni los mexicanos con sus buenas
voces y chistes han podido salvar a este bodrio que ofende al ninjitsu, a mis
amigos mutantes y que es inaguantable de ver, alimentando nuestra teoría que
las caricaturas de antes sí eran buenas, básicamente porque es verdad.
Conclusión: La producción
de éste programa es hecha por Krang, Destructor y el clan del Pie…o de las
patas que está metiendo Nickelodeon.
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