Mal querida generación de cristal:
La siguiente no es una carta dirigida a
las extremas delicadezas y ridiculeces en las que te paras para estar haciéndonos pesada la vida a los que somos de otras generaciones con el cuero rudo, mejor
sentido del humor y comprensión de que no nos debemos estar defendiendo de
quienes no nos están atacando.
Esta carta es para ver sí paramos
grandes males que también nuestras generaciones vienen acarreando y que ustedes
están empeorando. A ver si esto les embona con la cruda verdad, cosa que, como
generación de cristal, no aceptan y más bien denuncian en fiscalía, como sí
ellos pudiesen torcer a la verdad.
Bueno, lo hacen, pero eso es otra historia.
Y sí la hago, es porque me preocupan y
además, quiero dejar mí legado de buena voluntad a la posteridad, misma en que
ustedes y lo que resulte de ustedes (porque en cualquier momento les va a dar
asco reproducirse).
Generación de Cristal…
Y también la que no lo es, en especial
esos que se la dan de rudos y que sólo así pueden existir, avasallando a los
demás hasta ser agresores y transgresores en franca comunión de términos
malignos.
Miren, sí en TikTok les colocan un reto,
nadie los va a juzgar porque no lo hagan; al contrario, les juzgarán sí los
hacen. Porque dichos retos son para ahorcarse, lanzarse al vacío, tirarse a un
tren.
Manada de faltos de ácido fólico durante
su gestación, ¿No se han dado cuenta de que el reto, ganándolo, lo pierden?
Sí crees que triunfar en la vida es
perderla o que los carros no atropellan y la electricidad no te a va a volar
los oídos desde dentro, no sabes nada de la vida.
Y como no sabes, generación de cristal
(y las otras) pues mejor quédense quietos, sanos y vivos y aprendan de quienes tienen
cosas trabajando y sonriendo.
Otras cosas
Miren, robar y mentir siempre se
descubre, y mucho más rápido sí mezclan ambas cosas. No hay crimen perfecto y
siempre se los harán pagar.
Y en la cárcel, les van a meter cosas
por todos los orificios. E incluso, les abrirán otros orificios con mucha
fuerza y sin anestesia, para meterles más cosas a juro y sin reclamo.
Para ustedes, generación de cristal,
será un suplicio estar en un lugar hediondo, siendo amenazados por matones,
siendo golpeados y mucho peor, comiendo cualquier cosa con gluten, proteína
animal y azúcar, porque allí no dan sushi, nuggets de pollo, ensalada César ni
perros calientes de salchicha polaca.
Tampoco tendrán WiFi o PS5, no hay cable
y la luz solar entra por una rendija. Además, el único mensaje de texto que
podrán enviar, será auxilio.
Y sí, eso les va a pasar por robar y
mentir.
Mucho peor, generación de cristal
Tienen una extraña fascinación por arruinar
artes y símbolos para llevar un mensaje. Más el mensaje ni lo escuchan ni
sirve, siempre es así. El mensaje de amor, respeto y trabajo con justicia (no
justicia social, esa no sirve tampoco), de plano que debe ‘rían aprendérsela,
le sacarían más provecho. En la historia de la humanidad, ha funcionado.
Sí quieren ser villanos, pues allá
ustedes. Pero meter sus cosas a juro y también ser alcahuetes de las
agresiones, igualito la van a pagar.
La conciencia no les dejará dormir, como
a los políticos que llegaron con los bolsillos vacíos y ahora los tienen llenos.
Eso que vemos en prensa y televisión es puro maquillaje y farsa, su vida es
gris y al cielo lo perdieron hace años.
Por ello, generación de cristal, cuando
el impulso de idiotez se les abra y
quieran meter su mensaje a juro y no ser ecuánimes, buscando voltear la
tortilla caliente con la mano, tirándola al aire y dejándola caer, pues sepan
que eso no les va a servir.
De hecho, no les están sirviendo. La
gente les saca el cuerpo y ustedes, para adelante, haciendo daño y haciéndose
daño.
Sí ello fuera lo que buscan, de seguro
que serían exitosos. Pero dudo que hasta allá les falte el agua en el tanque
del cráneo como para ser felices dañando y dañándose, como sí honrarán la
memoria del Marqués de Sade.
Esta carta quizá no llegue a sus mentes
o corazones, pero sí de quienes los quieren y los saliven de los retos idiotas
en redes sociales; de mentir y robar y creerse impunes: de dañar lo ajeno para
llevar un pseudo mensaje.
Porque a esta generación de cristal sólo
le salva un toque de coherencia y ser menos débiles ante lo banal y más fuerte
ante los verdaderos males del mundo: la indiferencia, la dominación del hombre
por el hombre y la anarquía del “yo primero”, “¿Por qué a mí?”, “soy así y
nadie me cambia y a nadie me adapto, que se adapten a mí”.
Y esperemos que más o menos se acomode
esta generación que se reta a morir y se muere; se cree intocable y admira a
quienes hacen daño y les siguen los pasos. Una generación de cristal a la cual
le hace daño el justo balance de las cosas.
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