Enviado a mi correo Humoristech@hotmail.com por
(me pidió que no lo dijera)
La autora de este artículo, está al final.
Excelente por demás.
No, no tengo este síndrome, los feos somos
fieles y buenos amantes
Sin pretensiones de escribir algún nuevo tratado de la ciencia
médica, quien suscribe el artículo, se basa en algunas apreciaciones que de
forma vivencial le permiten dar algunas aproximaciones sobre el tema en
cuestión. Se considera pertinente, comenzar este escrito, definiendo o
descomponiendo las palabras que se involucran en el título y que quizás algunas
de ellas no deben ser de un uso muy común para algunos de los lectores.
Síndrome:
Indicios, señales, signos o manifestaciones comunes que conllevan a la
evolución de una misma enfermedad habitual en varios individuos.
Fecaloma: Dícese
de la sustitución de cualquier componente orgánico por una protuberancia de
carácter tumoral, compuesta por excremento o heces fecales.
Cerebral:
Relativo al cerebro. Encéfalo o mente, órgano donde subyace la inteligencia, el
talento o la genialidad del espécimen humano.
Masculino:
Perteneciente al género humano para destacar al hombre, macho o varón.
¿Por qué este título? Por descomposición del mismo, es obvio intuir
cuál ha sido el origen del título.
Si juntamos contextualmente todas las
definiciones anteriores, obligatoriamente llegaríamos a la conclusión que el Síndrome del Fecaloma Cerebral Masculino
(SFCM), se refiere específicamente al cuestionamiento que constantemente
nos hacemos las mujeres, sobre ciertas actitudes que asumen los hombres en
diferentes circunstancias sociales y más aún en la relación de pareja.
Definiendo relación de pareja, es conveniente aclararles sobre todo
a los lectores del género
masculino, que pareja se define como dos iguales, semejantes o dobles muy
similares el uno del otro y se eligen por afinidad en función de las metas o planes de vida, además del atractivo físico-sexual y algo que prefiero llamar la química cerebral (muy parecida a la química
corporal, pero en este caso es por la complementariedad de las ideas expresadas
por el contrario o por las formas de pensamientos que guardan cierta
similitud).
Es por ello que la relación de pareja, se le da ese nombre, ya que
implica gustos, metas y acoplamiento de uno con el otro. El SFCM y las
relaciones de pareja. El síndrome
del cual les he estado hablando desde el principio, y su manifestación latente en las relaciones de pareja, fluctúa dependiendo de cómo se formó la pareja en cuestión, es decir; cuáles fueron las circunstancias que se dieron para el
encuentro antes de decidirse a formar la pareja en sí.
A continuación, haré una breve descripción de las más usuales, en
función de cómo comenzaron a formarse las parejas y su incidencia en el SFCM.
a. Persona a persona: Este tipo de pareja, es la más común. Es aquella que se
conoce personalmente desde el primer día. Sienten cierto nivel de química
corporal, se atraen y deciden volver a verse. Hacen una segunda o tercera cita,
comienza el pistoneo y lo demás, ya lo
conocen los lectores.
El SFCM suele aparecer, solo después que han pasado varias semanas y es cuando el tipo, súbitamente se acuerda que está casado o mejor dicho:
a. casadisimo, comprometido
o está próximo a irse del país y ni en
sus peores pesadillas se le ha ocurrido llevarse a la pareja. Por lo general,
cuando el SFCM alcanza la cúspide,
el paciente termina la relación no sin
antes utilizar expresiones como: no se qué me pasó contigo
por qué no llegaste antes a mi vida estoy casado, pero
no soy feliz con ella; tranquila mi amor, yo me divorcio cuando mi hijo, el que
tiene dos años
termine su doctorado, solo tenme un poquito de paciencia.
b. Cita a ciegas: Pueden ser de dos tipos, a ciegas porque no
conocías ni habías visto nunca al sujeto en cuestión, o porque se dio a conocer
de una forma diferente a la que en realidad es. Como en la situación anterior,
surge la atracción si hay química corporal, luego acuerdan volverse a ver. En
caso contrario, si el sujeto en cuestión es atacado por el SFCM, es posible que
te diga: le estaba haciendo la segunda al pana no vale, cero rollo sólo vine de
vacilón eres igualita a una novia que le corté las patas pero qué casualidad si hasta hablas como mi mamá y todo tierna, no estoy buscando una relación
seria o.. qué tal si
nos vamos a un hotelito que queda cerquita de aquí.
c. Compañeros de trabajo o estudio: Comienzan a salir en grupo,
debido a una actividad de festejo que en la universidad o en el trabajo
(dependiendo del caso) deben asistir todos, casi como obligados. Bailes,
tragos, brindis, otro brindis, más brindis y diversión más tarde; comienza el
pistoneo, sin llegar a determinar cuál fue su origen (aunque lo podamos
intuir). Aquí también se decide una próxima cita, solos los dos.
Salen varias
veces, creen llevarse bien y sin darte cuenta resulta que están empatadísimos,
eso sí, el tipo por lo general dice: en absoluto secreto, y que nadie se entere
no quiero que se pongan a hablar mal de ti. Llamadas, paseos, salidas, frases
tiernas que a veces rayan en lo ridículo, correos, intercambio de objetos
personales y montón de detallitos de esos que te ponen a suspirar todo el día
con la respiración entrecortada y caminando entre nubes.
Después de varias semanas o meses, no más llamadas, intercambian
una que otra frase contigo delante de los compañeros, casi como para disimular
y simplemente, ya no hay más detallitos. No es más que la aparición repentina y
sin explicación de un ataque severo del SFCM. Si cometes la osadía de pedir
explicación, es muy posible que te responda: Ahora no, ¿no ves que estoy ocupado? no estoy de humor
para hablar de esotu como que tienes ganas de
pelear, entre nosotros no puede haber sino amistad somos compañeros, creí que lo tenías claro he estado muy ocupado ¿no lo entiendes? y la peor respuesta de todas: qué mija, como que te va a venir la regla.
d. Internet: Se conocen en cualquier sala de Chat, un día
cualquiera y sin importar la hora. Deciden intercambiar msn, bajo la excusa que
por ahí se habla mejor, después de cinco o seis horas continuas, muy
afectuosamente quedan en encontrarse de nuevo otro día. Lluvia interminable de correos atiborrando
tu bandeja de entrada durante las horas y días siguientes. Continúa el pistoneo hasta que deciden unirse como pareja pero resulta que
ella vive en Macuro y él en Chivacoa. Hacen la tan esperada cita person to
person, si el tipo no aborta la misión a última
hora, por exceso de heces fecales, luego de recorrer medio país se encuentran y
el efecto (a veces) es mejor de lo esperado; el resultado: una pareja feliz
(¿por cuánto tiempo?).
Lluvia de mensajes, correos, llamadas telefónicas y por supuesto
miles de horas en el Chat intercambio de íconos con besos y todas las ridiculeces
de muñequitos que abundan en el Messenger acompañadas de un te amo, te quiero, eres
lo mejor que me ha pasado en mi vida, eres la más bella, no sé cómo he podido vivir todos estos años sin ti o cualquier otro tipo de expresión afectiva, que del otro lado del monitor te
pone a suspirar. Impetuosamente de un día para otro, al tipo le da un grave
ataque del SFCM. Mutis, silencio total, miras el celular cada 2 minutos a ver
si es que está apagado,
te instalas frente a tu pc con el Messenger abierto por si acaso se conecta y
así pasas varios días hasta que se te ponen los ojos como un par de huevos fritos,
casi fuera de sus órbitas,
tratando de buscarle explicación a ese
silencio.
Se lo tragó el
ciberespacio, el celular se le dañó y por si fuera poco, amnesia total no recuerda tu número después
de haberte llamado N cantidad de veces hasta por el zapatófono del súper agente 86. Si corres con la suerte de volver a saber de él, el terrible SFCM se manifiesta en la cúspide de la enfermedad cuando te dice: mami
entiéndeme, yo sé que debí llamarte antes, estuve muy ocupado en el
trabajo, con lo comprensiva que eres pensé que no habría
problema, comprendo que estés algo
molesta pero entiéndeme, si
no me comuniqué debiste
pensar que tenía un grave problema, no volverá a suceder de nuevo, te lo prometo.
El mismo síndrome
no le permite detenerse a pensar ni por casualidad que algún día, ese compréndeme y
el entiéndeme debe ser recíproco.
Algunas claves para sobrevivir al SFCM Si eres una víctima
indirecta del síndrome porque tu pareja ha sido contaminada con el mismo; a
continuación dejo algunas sugerencias para sobrevivir a él y no morir en el
intento:
a. Humor: Sencillamente no
le prestes atención a nada de lo que te diga, hasta que el SFCM baje su
intensidad. Nada de lo que diga es verdad y ni creas que va a cambiar en algo.
La clave es reírte de su creatividad para las excusas y/o frases de encantamiento para
que vuelvas a caer en la trampa. En síntesis: búrlate de
él.
b. Repuesto
a la mano: Cuando a tu pareja lo ataque el SFCM, ten siempre sentado en el
banco a un sustituto, un bateador emergente o una ""opción
b"", que no implica un segundo frente, puede ser una salida de
solteras o simplemente un buen amigo y acude a él mientras le dura la crisis.
c. No
insistas: Si tiene un ataque agudo del SFCM no insistas, ya que las heces
fecales que tienen poseído su
cerebro, no lo dejarán ver
que realmente la está cagando
y que con su actitud le puedes dejar el pelero.
d.
Ármate de paciencia: Cuando sus heces fecales a nivel cerebral
bajen y su única neurona disponible recobre la lucidez, llamará N cantidad de
veces y te dará todas
las excusas que quedaron pendientes hasta que lo perdones. Eso sí, prepárate, porque el próximo ataque
del SFCM será peor.
e.
Último recurso: Si ya probaste con todas las opciones
anteriores, no me queda más que recomendarte, que lo mandes a comer de aquella
sustancia que tiene relleno a su cerebro.
Autora: Neri
Sánchez F.
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