Hay quienes sí se dedican
a arruinar tus sueños, porque los de ellos también se han visto interrumpidos. Gente
malvada, sin ambiciones, autómatas, que hicieron del compromiso un dolor para
los demás. Son esas gentes que se paran temprano.
Son sueños húmedos porque nos echan un balde de agua fría en nuestra intención de dormir nuestras 10 horas re-queridas. Gente malvada que atrapa sueños, porque justo cuando se pone bueno, los agarran y desinflan, despertándote.
Gente que de verdad
pareciera que su ambición no es ser productivo nada más, sino hacer que los
demás lo sean cuando no les toca. Esa gente que se levanta temprano y desde que
montan los pies en el suelo, hacen retumbarlo o se escucha el resonar de sus chancletas
arrastrando el peso de su deplorable decisión de ver al sol salir, por el vil
dinero o por una preparación académica que bien pudieron buscarse en la tarde.
En el baño hacen gárgaras
como si fueran Shrek el ogro, parece que el cepillo de dientes tiene
amplificador y mientras se bañan echan cornetazos en forma de pedos o le bajan
al sanitario varias veces para que se vaya el peso de su indigestión,
posiblemente un cocodrilo que se comieron. Luego cantan para despertar al
vecino que sigue soñando no con un futuro, sino con un triple a jugarse ese
día.
Estos seres ruines no se
detienen allí. Suenan ollas, nevera, licuadora mientras cocinan, dejando un
olor a quemado que se mete en los sueños y agobia al pobre que no tiene porqué
estar levantándose temprano, como todas las personas de bien hacemos, en
especial si no vamos a ser productivos, mejor ahorra fuerza y oxígeno,
durmiendo.
A esta horda infernal se
le unen las demás generaciones de deseosos de ser como uno que se para no
tarde, sino a la hora que le place y debe ser, porque estamos descansados, y
son éstos niños, adolescentes y mantenidos los que son azotados por gritos
estentóreos que se aumentan en la madrugada, un ¡párate!, varias veces, que en
plena confusión onírica, lo escuchamos para nosotros y ¡zas!, nos despertamos
sin querer ni deber. Siempre somos víctimas.
No dejaré pasar al condenado despertador, sea de gallinita a la que se le da cuerda o al del celular que pone la canción que quieres odiar o al reloj-despertador que emite al locutor al que le vas a desear 1000 muertes por no buscarse otro horario para su voz desagradable (desagradable por despertarnos).
El factor externo es el
peor porque es más incontrolable. El degenerado que en vez de usar su
portentosa voz para animar en bares cantando, la gasta gritando dos palabras
bien temprano, ¡EL AGUA!, lo que en pleno sueño, además de molesto, te hace
soñar que estás orinando en una gaveta u otro lugar indebido, señal inequívoca
que debes pararte porque te estás orinando. Y es así, también hay un enemigo
interno que atenta contra los sueños.
La ciudad se prende desde
temprano. El que toca corneta para llamar, para apurar, para quién sabe qué,
pero la toca, sonido que te hace despertar antes de las 10 de la mañana, hora
legal para descansar. Otra razón que llaman de peso para tal desgracia, es eso
que mientan de “trabajar”, burda continuación del “estudiar” y que quieren
curar con un “vacacionar”.
Otros momentos desdeñables
para con quienes tenemos sueños que vivir dormidos, aprovechando el sueño de
belleza que aunque no nos sirva, nos gusta tomar, son: Ir al médico, mismo que
llega 4 horas después que uno como mínimo, porque él sí estaba durmiendo y lo
usa y no lo despiertan, ventajas de usar bata. Hacerse un examen de laboratorio,
donar sangre, sacar la cédula, ir a tribunales, ir a un registro, sacar un
documento o más recientemente, hacer cola para comer.
Sepan ustedes, los que
quieren levantarse antes del gallo para despertarlo para que cante, eso se
castiga, ese ruido que ustedes hacen en la semana es un karma que van a pagar,
sumados al pecado venial de hacer esa desgracia cuando uno está tomando la
siesta de la hora del burro o a otra hora y el pecado mortal de hacer ruidos
los fines de semana, días de fiesta, días de guardar, vacaciones o porque
simplemente uno está desempleado.
No se pregunten el porqué no les va bien y son infelices o
incompletos o están cansados, ojerosos, piel como bañada en vinagre, con el
cuerpo 30 años mayor que su edad o que el día se les haga más lago de lo que
producen. Simplemente es el pago por no dormir lo suficiente más básico + IVA y
por interrumpir el sueño ajeno. Están advertidos y más aún, no se pueden quejar
cuando uno les estalle una bolsa en la cara o les eche agua o les ponga hielo
en los pies o los maquille cuando duermen, ustedes se lo ganaron por su
perversidad.
Dulces sueños a quienes no
es que durmamos mucho, sino que lo hacemos con balance para rendir más y
mantener la lozanía y virilidad. Dios los bendiga por atreverse a soñar.
1 comentario:
Se sabe que a todo el mundo le gusta dormir pero en el caso que as mencionado de que ciertas personas hacen ruido desde temprana edad (por cuestión de trabajo) También hay que entender que no tienen la culpa,son unos mandados y si sus superiores dicen que tienen que hacer un trabajo ruidoso temprano tienen que hacerlo si no en caso contrario se ven en la calle y sin poder dar de comer a sus hijos,entiendo que hay cosas que molestan pero hay que ponerse en el lugar del otro para entender porque hacen ciertas cosas
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