El hombre que tiene claro que no debe mentirle a
la mujer para seducirla y le quiera de verdad, le sienta fiel, le acepte su
amor sincero para toda la vida es sagrado matrimonio, tiene que ser un
caballero ajustado a los cánones exigentes y a su vez sencillos y de
personalidad. Ser de esos que saben valorar, buscar y ganarse lo bueno de la
vida, para portar lo que le dignifica, desde una buena comida hasta usar trajes a medida. Los que sólo quieren
acostarse con ellas, pues sólo deben ser las ratas que son y que nos rayan a
los buenos de corazón y buenos en la cama. Al menos yo soy así, de los bueno, no sé
los demás, no soy parrillero (calentando carne para otros).
Y es James Bond un gran ejemplo del balance entre
los dos. Ya que él quiere amar pero no puede, por amor a la reina de Gran
Bretaña, de Reino Unido, de Londres, de Inglaterra y de quién sabe qué más
nombres tiene ese país y esa ciudad. Él busca amar a las chicas Bond que el
destino y los libretistas le colocan en la vía.
¿Su arma de seducción?, la elegancia. Sabe que
debe brindarle a la mujer alguien que está bien centrado y sabe lo que quiere,
no sólo los carros Astor Martin y los relojes Rolex que no son más que
publicidades subliminales a los que la mayoría de los hombres no tenemos
acceso.
Pero hacernos uno o varios trajes para toda
ocasión sí está a nuestra disposición y a nuestra obligación.
La sofisticada
mano de los sastres han acompañado a todos los hombres por igual a través de
siglos. Una sastrería es el lugar no de cambio de ropa, sino de cambio de
actitud, donde se dejan las inseguridades y donde comienzas a darle duro contra
el muro a la vida (sí, pensaste que iba a escribir “a la mujer”, pero eso ya es
después, con más confianza, de mutuo acuerdo, con sal y pimienta al gusto).
Imagina el día de tu boda. Teniendo tu mucha o
poca masa muscular, tamaño, una pierna más baja que la otra, qué sé yo. El
traje hecho a la medida te hará el novio que ella merece y el seductor eterno
que tú deseas ser para ella. He allí uno de los tantos secretos de tener trajes
confeccionados por un sastre, hacen mejor lo que tú temes que sea lo peor de
ti, te generan confianza, como la que irradia el espía creado por Ian Fleming.
James Bond nos enseña que un traje a la medida
está tanto para una recepción en un coctel, como para estar frente al mar,
entrar en una mina, pelear contra secuaces, bailar y desactivar un arma
mortífera, manteniendo el estilo y demostrando que el hombre y vestimenta se
hacen en comunión cuando la ropa está hecha a la medida, al gusto, se ajusta a
sus necesidades y requerimientos.
Un traje a medida es una extensión de la piel y
de la esencia misma del hombre y es eso lo que percibe la mujer, hasta que
quiere ella desvestirlo a uno, porque cuando uno se viste bien, la mujer quiere
bien desvestirlo.
He allí el arma de la seducción y ajustarse a
cada ocasión que te da la vida, es la aventura de vivir y siempre verse con
personalidad arrolladora, gracias a las prendas de vestir que seducen,
demuestran personalidad y salvan al mundo.
El sastre confecciona para tu cuerpo y tú
confeccionas tu vida, así como Bond se presenta “Bond… James Bond”, cada uno
nos podemos presentar con nuestros nombres y hacer que la mujer se sorprenda y
se quite las prendas.
Autor: Serrano…
Argenis Serrano
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