Frases de Pobres

Antes de que me quieran acusar de lo que son sus EX’s o ustedes que son también EX’s, estas frases de pobres se refieren a la pobreza espiritual, intelectual, moral, de lenguaje y anímica.

Ahora, sí les duelen en el bolsillo, les recomiendo asistir a terapia.

Son algunas frases de pobres, hay más, pero en este blog hay límites al patetismo bastante cortos. Allá quienes las dicen y viven y no gustan de aprender, corregirse y mejorar.

frases de pobres
 

Frases de Pobres

¡Qué éxito!, dicha con ironía, porque sí fuese éxito real, no dicen algo, porque sus molinos de viento mentales les hacen resentidos o envidiosos.

¡Qué rico Puerto Rico!, al menos censuran las groserías. Esta es su forma de expresarse a sobre que alguien ha hecho el delicioso, aunque no lo haya hecho.

¿Cómo sabes que La Guaira es lejos?, frase venezolana transformada en muletilla, lo que le convierte en una de las estelares frases de pobres. La dicen cuando algo es evidente o cuando quieren ponerle el techo de inteligencia bajito a los demás, como el de ellos.

¡Sí y tal!, frase que muestra una incredulidad chocante o asco a los demás, en especial con quienes les hablan con sinceridad y bonito. Esto demuestra que alguien les ha hecho mucho daño psicológico.

¡Cuéntamelo todo!, sólo se utiliza para que los demás digan algo. Realmente no están muy interesados en el cuento, esto es pura diplomacia barata. La usan para endulzar y luego ¡ZAS!, pedir favores.

¿En serio?, versión latina del “oh really”, de los angloparlantes. La dicen cuando alguien les está diciendo la verdad, pero no cuando les mienten. Y sí, a mí también me parece extraño.

¿Tú por casualidad?, es de esas frases de pobres reaccionarias o de segunda naturaleza. Tanto así que se la preguntan a quienes saben o tienen lo que ellos desean. Un caso paranormal éste.

¡No te soporto!, es la expresión más cariñosa que pueden decir.

¡Estás pasa’o!, una muletilla más que una frase. Muchas veces la dicen cuando no están entendiendo ni micra de lo que les están diciendo, pero les da pena reconocerlo.

¡Me pareció pero no sé!, cuando la inseguridad, el desgano o la venganza porque no cobran lo que quieren –y tampoco hacen méritos para ganarlo-, se utiliza esta expresión que es antecedida por algo que pudieron hacer y no les dio la canina gana de hacer.

¡No me fijé!, similar a la anterior. Usualmente sí se fijaron, sólo no les dio la gana de ayudar.

¡No voy a solucionar!, bueno, acá se suman las dos situaciones anteriores, pero al menos se expresan sinceramente. Puntos por honestidad, aunque no se cuente con ellos.

¡Ta’bien pues!, esa de las frases de pobres utilizadas cuando saben que lo que le dicen o hicieron los demás está bien pero ellos no quieren reconocerlo. También cuando les dicen un piropo o les echan un cuento –que tampoco entendieron por vestigios de su primaria trunca-.

¡Tú me conoces!, filosófica y realmente esto es improbable. En especial lo dicen cuando sucede algo en el cual quieren fijar posición. De usual, las personas en derredor no tienen idea de a qué se están refiriendo.

¡Tú sabes cómo es!, va casi por la misma tónica de la frase anterior, aunque su trasfondo es una extraña pero inevitable desviación a “me tienes que dar algo para que yo reacción, te ayude o no diga nada”. Es una de las frases de pobres propias de los que son incapaces de hacer un favor de corazón.

¡No voy a trabajar, porque anoche salí y me siento mal!, una de las frases de pobres más recurrentes y descaradas, porque se dan vida y luego, sea por dolor de cabeza, muscular o estomacal provocada por sus actividades personales, las meten como enfermedades reales y no asiste al trabajo. Luego se extrañan cuando les despiden.

¡A la final!, error gramatical auspiciado por los periodistas deportivos que siempre hacen algo para dañar al público. Y cuando les corrigen con que se dice “al final”, se transforman en tus enemigos acérrimos.

¡Enfrente tuyo!, frases de pobres que dicen los políticos de pueblos y en las novelas dominicanas de TikTok, lo que se está arraigando por difusión masiva entre las personas. Anticipa pues, una nueva generación de frases de pobres gracias a la gente con influencia.

¡La mujer mía!, o ¡El marido mío!, sentido de propiedad más férreo que lo que dictan en una boda por el civil y por la iglesia; mal manejo del castellano. De usual, luego del rompimiento o divorcio, se arrepienten de haberlo dicho y les cuesta tener mayor afecto a su siguiente pareja.

@Humoristech 

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