Una
de las grandes ventajas de las familias disfuncionales que llegan a salvar a
sus hijos de pasar al barrio de los acostados de manera rápida y furiosa,
aunque ya se los hayan pasado por las armas en prisión varias veces, es
convencerles el que usen esa agresividad pasiva para cuidar a otros que usarán
su potencial como golpeadores profesionales.
Lo han
hecho políticos, artistas, empresarios, deportistas y las mujeres que viven a
costillas de los que abandonaron a sus esposas fieles por un montón de carne y
silicona, lo cual hace que el mercado de oportunidades sea cada vez mayor.
Ese chico
que azotaba en la escuela y dejó de hacerlo porque lo expulsaron y, luego de su
venganza contra aquellos que repudiaron su maldad, encontró el iluminado camino
de ser el corre, ve, dile y pégale de sus amos patrones, es siempre un chico
agradecido expresándolo de la manera que sabe: pegándole a los inocentes y
demostrando no tener voluntad propia.
Estos
seres deleznables con salario son distintos a los escoltas bien entrenados, que
dan su vida por el empleador y se enfocan en defender y prever, sin atacar. Los golpeadores profesionales ofrecen la vida
de otros a sus jefes a manera de defensa y prevención, además que les divierte.
Gustan
de utilizar su físico privilegiado para la intimidación, porte de armas ilegal
y el uso de la cachiporra, además de frases psicológicas como “¿Qué pasó,
becerro?, ¡Tienes doble personalidad y te la vamos a detonar!, ¡Cállate y
escúchame!”, esta última dicha a quien tiene la jeta partida y no sabe ya ni
cómo comienza su nombre, porque -según los golpeadores profesionales-
accidentalmente se cayó encima de un pocotón de puños, botas de seguridad,
palos y cachas de pistolas.
Parece
que nacen para ser golpeadores profesionales y el destino les consigue las
oportunidades laborales que nadie que haya dedicado su vida a la
administración, música o la construcción podría encontrar.
Se uniforman
y pululan libremente porque están licenciados sin tener carnet, quizá por el
temor de que les peguen a los agentes de la ley o porque saldrán libres y
meterán presos a quienes buscan hacer cumplir las leyes con aquellos que…¡Ay
bueno, ustedes entienden, también han visto a estos sujetos!
Nada
que ver con los secuaces del Guasón o del Dr. Malito, ni en las películas de
Stallone se ven sujetos así y posiblemente sea porque sí los exponen, terminan
auto exponiéndose a que estos golpeadores profesionales golpeen a su puerta,
puerta que será golpeada con suavidad en comparación a sus rostros.
Por
último, los golpeadores profesionales son ahora parte del control de multitudes
cuando aquellos agentes del bien y del control quieren hacer las cosas por lo
derecho con la gente buena. Para sus amos, las sutilezas son indebidas y si no
hay acción, no hay reacción favorable a los intereses del caos y se corre el
riesgo que se pierda el potencial de estos pega duro, al forjarse un mundo
donde haya respeto a los demás, a las leyes y a la verdad.
Y sepan
ustedes golpeadores profesionales que por ser así, los quiero mucho y hacen un
gran trabajo y el miedo que me embarga me estimula a mandarles besitos,
parabienes y el deseo de que se abra una categoría en los Premios Nóbel para
ustedes.