“En camino a su casa y
fuera de ella, él se sentía feliz y relajado, pero al volver a su hogar se
entristecía.
A ella le ocurría lo mismo, con la diferencia que salía muy poco.
Tanta presión social, más lo cotidiano, estaba obligando a la joven y hermosa
pareja el hacerles ceder ante la idea del divorcio.
Llegado el día de la
explosión, no les quedó otra que buscar la solución más fácil y a la vez la que
pareció más dura: Enviar al tío de ella que estaba allí arrimado a un
geriátrico que aunque caro, podían atenderlo y no seguirles jorobando la vida
ya que el viejito era más mala mañoso que ninguno y los tenía hartos.
La idea
del divorcio sólo la tuvieron quienes leyeron esto, ya que siempre se
transforma en la solución primera, cuando debería estar más allá de la última
¿cierto que lo pensó usted lector/lectora?”.
SANSEACABÓ.
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