ESOS SONIDOS... MI ODISEA (Relato semi Erótico)


En extremo cansado luego de un día de actividad cultural, distraído en lo bonito y habitual de mi vida, de visita en otra ciudad me llegó la hora de ir a descansar. En un hotel de ambiente familiar, muy quitado de la pena llegué tarde en la noche, sin saber que era la hora exacta para el instante que cambió… mi calma.

Al pasar por una habitación, el gemido intenso y placentero de una mujer me hizo detener en seco. Nunca había oído tan intenso éxtasis en una fémina, que con su pareja llegó a un orgasmo sin tabú, esto lo deduzco por los inmensos y placenteros tres gemidos acompañados de un ¡qué rico! que con voz dulce, convencida y sumamente excitada y fuerte dejó escapar para que entrase en mis oídos y se apoderase de manera hostil de cada segundo.

Aquella noche, en mi habitación, no podía dormir. Buscaba sacarme esos gemidos y palabras de la mente y ser y no salían. Los baños de agua fría fueron ineficaces. Buscar películas eróticas en la televisión no me alentaban, me deprimían mucho más pues todo se traducía en el mismo punto: Recordar mi soledad, en esa habitación pasión, en esta, desilusión.

Al volver a mi tierra, comencé a ver lo íngrimo y solo que me encuentro de amor y/o compañía. lo peor es que ese gemido y voz eran una canción que no salía de mi mente. Se apoderó de mi una búsqueda infructuosa de un tono similar. La imaginación que tuve aquella noche de lo que en ese cuarto se producía, lo reproducía en cada mujer que veía y oía, preguntándome ¿cómo será esta chica en el acto del amor?.

Salgo a caminar y a monologar de lo enfermizo, triste, obsesivo que es sentir no tener una mujer que con amor, entrega y pasión puedas hacer llegar al éxtasis, darle esa felicidad en y fuera de una cama. Que al besar su cuello, sentir su piel, tocar y estimular su intimidad, tu nombre y su sentir por ti se entremezclen en un gemido, un jadeo, un movimiento sensual y contenido que le recorra de pies a cabeza y que le haga pedir más, cuando en sus movimientos de frote asemeja estar venciendo una lagrima de felicidad al voltear los ojos y trate de contener mordiendo su lengua un grito con risas, sin éxito al final pues al tomarte del cabello te dice que toda su pasión va a estallar por la satisfacción de ser tratada como mujer y persona en un acto que nos une.

¡Pero triste y cruel verdad es no tener a alguien!, encontrar en muchas bocas aquello que mejor es estar solo se transforma en señal que no hay deseo, ansias, curiosidad, pasión y lucha de amor en su ser. Yo llegué a decirlo y me arrepiento casi tanto como el tener en mi ser un sonido que quiero reproducir con alta fidelidad. La alta fidelidad de una pareja que juegue conmigo, me diga que su ser se hincha de placer y deseo, que todo lo suyo es mío y viceversa. Jugar en el amor y no con el amor.

Pleno de esta locura llegué a dar pasos de mala tentación a mujeres que mientan de la vida fácil. Pero siempre agradeceré aquella película titulada “Mujer Bonita”. La misma me enseñó una verdad, dichas damas no besan y amor sin beso no estimula. Su pensamiento estará en un trabajo y no en mi. Su cuerpo lo podré tocar y no sentir. Sus palabras serán conversaciones de negocios y quizás, para darme gusto, finjan un orgasmo en un tono tan bajo que no estimularía mi sonido de pasión y amor, sólo el de la pena de recurrir a ella por no conseguir a esa dama especial para mi vida.

Los hombres lloran, lo digo con propiedad. Mis lagrimas han salido por algo que podría verse como una frivolidad salvable, pero las preguntas del ¿cuándo llegará? y ¿quien será? se hacen tan recurrentes que un día de espera equivale a un año de dolor.

Darle a mi pene gusto de sacar ese potencial que le hace crecer, me hace pensar sin lógica, sólo instinto y ello no me gusta. No me siento con el honor de enamorar, confianza inspirar, compromiso, verdad, para en nuestra intimidad con besos y succiones estimular, con mi vigor mucho embatir, besar y sentir el beso que me contesta, hacer saltar su cuerpo que mis ojos y sentidos notan con la belleza del amor y la entrega, cuerpos que son uno del otro, que gimen, jadean y tras las puerta de una habitación harán oír y sentir la pasión a otro u otra persona que en ese momento sea como yo.

Hablo en pasado, presente y futuro por una razón. Su sonido no me permite pensar en otra cosa que no sea en amor y soledad. Perdónenme padre tiempo y diosa del amor. Por los momentos veré rostros de parejas felices y sin saber sus historias, les felicitaré por sus picardías de amor, pasión y vida, así guardaré mi vigor sin una pizca de envidia.

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