Te invité a desayunar,
Y no quisiste aceptar,
Luego te invité un café,
Y sólo tomabas té.
Al nombrarte una cerveza,
Te mostraste con aspereza,
Te ofrecí un whisky importado,
Y me miraste de lado.
Quise tomarte la mano,
¡Me la negaste de plano!
Quise mirarme en tus ojos,
Dijiste ¡es cosa de bobos!
Te ofrecí un futuro sano,
Me viste como un extraño,
Te ofrecí mil poesías,
De idiota para arriba me decías.
A pesar de tu desprecio,
Yo insistía tercamente,
Sintiéndome como un necio,
Aunque yo seguía de frente.
Para no ofenderte más,
Dije ¡háblame de ti!,
Me viste en forma sagaz,
Tus ojos se iluminaron,
Me viste con labio chupado,
Y luego me respondiste:
Sólo podrás tener de mí,
Algunos solemnes momentos,
La finura y el recato,
Son mi procedimiento,
Y por ser tan caballero,
¡Te dejo la hora en quinientos!
Y no quisiste aceptar,
Luego te invité un café,
Y sólo tomabas té.
Al nombrarte una cerveza,
Te mostraste con aspereza,
Te ofrecí un whisky importado,
Y me miraste de lado.
Quise tomarte la mano,
¡Me la negaste de plano!
Quise mirarme en tus ojos,
Dijiste ¡es cosa de bobos!
Te ofrecí un futuro sano,
Me viste como un extraño,
Te ofrecí mil poesías,
De idiota para arriba me decías.
A pesar de tu desprecio,
Yo insistía tercamente,
Sintiéndome como un necio,
Aunque yo seguía de frente.
Para no ofenderte más,
Dije ¡háblame de ti!,
Me viste en forma sagaz,
Tus ojos se iluminaron,
Me viste con labio chupado,
Y luego me respondiste:
Sólo podrás tener de mí,
Algunos solemnes momentos,
La finura y el recato,
Son mi procedimiento,
Y por ser tan caballero,
¡Te dejo la hora en quinientos!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario