Edicto-Real de los Viernes: Casados, Casa Quieren

La casa que todos quisiéramos:
La casa de Los Simpsons
Las casas en Venezuela son un caso especial, ya que quienes las compraron en décadas pasadas, las acomodan actualmente para sus descendencias presentes y futuras. Son casas no sólo de aguante, sino también de licra, porque se expanden y expanden...ya que comprar una nueva no es fácil.

Los que somos hijos únicos la tenemos un poco más fácil, pero ni por enchira queremos que nuestros padres nos dejen del plano terrenal. Por el amor, porque son nuestra alegría mayor y además nos dan nuestra comidita, cobijo y prestan para pasaje. Más la casa de una u otra forma es nuestro destino aunque no nos parezca trascendental quedarnos allí cuando nuestros amigos de la infancia ya hicieron tienda aparte.

Ninguna vida es igual, aunque existan patrones establecidos. Hay quienes pueden y quienes no. Pero Dios nos da agilidad de gato para caer de pie ante los errores y seguir ufanos y ágiles en los éxitos. Pero esto no lo entienden muchos, que lo primero que quieren hace de adultos además de entrar al songorocosongo, jalar cerveza hasta quedar echos guate, es comprarse un carro o una moto. 

Algunos lo hacen porque les ayuda a un mejor empleo. Mucho otros, porque les da nota y les hace sentir bien y no se tienen que mover mucho, pues hasta encienden el carro para ir a comer hamburguesas a dos cuadras o se van a los parques a trotar y es lo menos que hacen, ya que deben buscar dónde estacionar, por lo que deciden irse a las ferias de comida.

Alegan que luego de usar el carro, lo venderán para la inicial de una casa. En el 90% de los casos es mentira y en un 5% es una minucia lo que reciben para ello. Peor son los que se compran una moto, aparte de que son más fáciles de que se las roben, se transforman en el fetiche infantil del usuario, ya que poco a poco las van desarmando y al arreglarla, les sobran piezas.

Para el gobierno actual el hacer casas es algo que fácilmente les resulta para la manipulación. De un deber constitucional hacen una "Concesión del Monte Olímpo", con la cual los simples mortales, que ahorran, se esfuerzan, sueñan, deben rendírle pleitesía porque les hicieron un favor, una venia, algo que ningún otro gobierno hubiese hecho.

No se ponen a ver de dónde vienen, las casas que tienen sus padres y/o abuelos y la data de las mismas. Que la ranchificación es culpa de los gobiernos anteriores, es cierto. Y que su continuación es culpa de éste, también. Y que la continuidad de casas populares, con formatos de venta social debería ser permanente, también es verdad. Pero eso no lo entienden.

¿Soluciones? Para el gobierno, evidentemente cambiarlo, porque su mentalidad va a seguir siendo la misma, dando a quien jale y de a toquecitos, con su respectivo show. Para los jóvenes, pensar antes de tener sexo para no traer prole, sin tener un piso con bases para luego ponerle paredes, techo, puertas, ventanas, muebles, servicios básicos, un patio o balcón, un jardín y una pinturita bonita que le haga parecer la casa de la Pitufina.

Y cuando esté el noviazgo formal, ir paso a paso, no sentir machismo ni feminismo para ayudarse mutuamente o pedir ayuda. Que prevalezca la honestidad y la realidad, para tener una casa, la cual con el amor, respeto y unión, transformen en lo que debe ser: Un hogar.

Hasta el próximo viernes.

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