@WhatsApp me deja sin #WhatsApp

Nota al pie de arriba: Este post fue realizado en julio 2016 y a pesar de que WhatsApp Inc. extendió el cese hasta junio 2017, me lo desinstaló el 25 de enero de 2017. ¡Sí eso no es discriminación, entonces no es discriminación!

WhatsApp, ¿Qué te has creído tú, que yo no valgo...ni pago?, me has decepcionado y me parece injusto que seas tú quien rompa nuestra relación. Claro, tienes poder y eso te da infulas de superioridad para avasallar al más débil, que en éste caso, es el pobre Sistema Operativo de mi corazón.

"Desafortunadamente, después del 2017/30/06, no podrá usar Whatsapp en este teléfono. Pulse para más información".

Ésto fue lo que me escribiste, aunque yo ya tenía sospechas de aviso porque te habías puesto a declararlo por allí, a mis espaldas, sin antes consultarme, sin ver cómo podemos resolver esta situación.

¿Acaso éstos 4 años en que hemos tenido una relación estrecha, casi que dependiente, respetuosa, merecían la frialdad de un mísero mensaje?, te pareces a todas mis amigas de WhatsApp que jamas envían sus fotos en pijama, traje de baño, hilo, cachetero o menos, para por ello, dejar de ser mis amigas.

Mi pobre celular Nokia C3, que tanto esfuerzo me costó comprar, que tanta pela ha aguantado, que tiene vida por ti, dejando atrás los SMS y hasta haciéndome olvidar que con esa vaina se puede realizar llamadas gracias a ti, no será feliz y perderá su vida aunque le rinda más la batería, porque tú decidiste irte.

Con las 12 campanadas que indican el año nuevo 2017, tú mueres en mi teléfono, que por sus Sistema Operativo Symbian S40, tú me dejas por el modernismo. Eres parte de ese mundo fuera de Venezuela, que abandona a los venezolanos. Yo no creía ésto de ti, pensé que recapacitarías, pero no.

Me alejas y sacas de los grupos a los cuales me ha dado culillo salirme porque aprovecharían hablar mal de mí; de los grupos donde mandan puras cosas de política o de los grupos donde tus amigos hombres te mandan fotos de otros hombres desnudos con un miembro que es llega a la rodilla, cosa que ahora que escribo me parece buena perder, en especial a esos "amigos", que están metiéndole fortísimo al otro lado.

Los chats familiares, de trabajo y amistades se me van; los de búsqueda de productos escasos también; las pocas personas que me escribían se me alejan. Todo por tu culpa, que por no querer actualizar, me llevas a éste nuevo atraso.

WhatsApp, entiéndeme, vivo en Venezuela, donde para pagar un celular debo dejar de comer mínimo 4 meses y aunque me están entrenando desde Miraflores, no me sale ese Yoga. No tengo Android ni iPhone, los consentidos tuyos. ¿Por qué me negreas mi gallito teléfono?, ¿acaso no sabes que los malandros gustan más de esos?, tendría que poner a vender mi cuerpo para pagarlo y, sinceramente, creo que allí daría pérdidas.

Me da rabia despedirme de ti, porque bastante que me gusta recibir videos, audios, memes y seguir soñando con amigas que manden sus fotos que me den vida en los interiores. No te puedo suplir, porque Telegram y Skype tampoco colindan con mi teléfono. Síntomas inevitables de la pobreza.

Ya te expuse mi dolor sincero. Te vas y serás un recuerdo. Ahora la gente aprovechará de hablar de mí a mis espaldas, joder y yo no enterarme, porque estaré supeditado a los vulgares SMS. Sólo espero que algún extorsionador me llame desde alguna cárcel venezolana, quizás así al menos tendré con quién hablar.

Sí alguien sabe de una Fundación o señora mayor libidinosa que done celulares Android, favor avisarme.

Argenis Serrano, Twitter @Humoristech.

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