Aquí con Toros Ustedes

Sí no la apoyas, te echas encima a los que sí la apoyan; sí la apoyas, te echas encima a quienes no la apoyan. Tomen, tengan entradas toros, que les voy a abrir la puerta de la Plaza donde se reúnen las discusiones. Porque de los temas que más causa agitación en el mundo, es sobre la Tauromaquia. Y como me gusta agitar, pues voy a tocarlo.

A veces agito mi Martini, seco, no revuelto, como le gusta a mi imitador oficial James Bond. Veo desde mi lugar de sombra o de sol sí es mi gusto, como salen con fuerza y brío los toros, entre ellos los hijos de la vaca Lidia. De allí creo que viene la expresión “toros de Lidia”. Ella es una vaca muy dulce, de la que sale la leche condensada.

La Fiesta Brava en realidad es un espectáculo de toreo. Fiesta tonta es cuando la cumpleañera - quinceañera tiene un novio medio delincuente que quiere ser delincuente y medio y llega a la fiesta a querer bailar el vals desnudo, con ella, en plena sala, ante las tías, que se horrorizan, porque no es a ellas las que están espernancando. De allí salen bravas. De una plaza de toros nadie sale bravo, en especial cuando ven las alternativas, la calidad, la serenidad y la gallardía.

El rabo y la oreja de los toros es un trofeo, el triunfo ante el riesgo. 

Los ganaderos, sin el toreo de toros de casta, de lidia, esos que van con fuerza y temple y que arrancan los ¡OLE!, dejarán de ganar y pasarán a perder, lo que los transformarían en perdederos. Los toros perdonados dejarán de merecer el ser sementales para nuevas generaciones y su vaca no querrá les dará tolón – tolón. En vez de pasto, los toros serán pura paja, ya que no podrán pastar.

Los toreros empezarán a usar ropa ancha y eso les quitará energía, serán trajes sin luces. Las Plazas de Toros parecen condenadas a morir por quienes no entienden el sentir.  Pero dudamos que sea así, el toreo tiene vida aún, por décadas a siglos más. 

No creemos que las plazas monumentales caigan al bajo nivel de ser sitios de conciertos donde otra especie de animales, esos que gustan de conciertos con yerbas que hacen un humo que pica la nariz hasta el recto pero que hace volar, tendrán cabida. Las chicuelinas, las girondinas, recibirían sendas banderillas y el estoque que le dará fin a un arte o cultura que para otros no es arte o cultura.

Esos que comen pasto y yerbas, quitándoles el alimento así como la faena a los toros, son quienes los defienden. Pero jamás verá a un protector de esos decir, “me llevaré un toro a mi casa”, voy a enseñarle unos trucos para que se valga por sí mismo y me cuide la casa. Y menos mal, porque les colocarían nombres bobos como “lindura”, “toti”, “negrito”, o el peor de todos, “pelusita”. Los toros tienen nombres bravíos como Rutilante, Caralampio, Vulcano o el mejor de todos, Cornelio.

Al acabarse la tauromaquia se acabaría una historia 50 – 50 que el mundo protesta, quizá por eso no se acabe aunque le hagan la guerra. Yo, me mantengo neutral, aunque ya para éste instante han sacado conclusiones al leer esto que yo de mal intencionado escribí, con muy buenas intenciones, de darles otra lectura sana, con el tema del toreo.

Sí me hablan de parcialidad, yo le voy a los Toros, sumando a los de Chicago. No los de Aragua, porque esos sí que están estocados desde que nacieron. Y por último, no quieran saber o decidir por los toros, porque los únicos que saben todo sobre ellos, son las vacas.

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