La historia de los
moteles es en extremo fascinante, porque como se lee en motelesenmexico.one
en ellos se inició el albergue transitorio de los viajeros, las familias, los
nuevos pobladores e incluso la inspiración de los artistas. Y al día de hoy,
hasta en los moteles baratos sigue existiendo esa filosofía, más allá de lo que
sus mentes cochambrosas ya están deduciendo que se hace también.
En los moteles hay arte,
tanto en pinturas, esculturas, ornato, decoración de interiores; el que ustedes
sólo quieran el arte de sacarse los interiores ya es materia de otro programa y
fruto de su banalidad con la intención de mancillar el espíritu de tan nobles
lugares.
No se puede olvidar a un mercado sólo porque otro tiene más demanda; dejar a un lado el de dónde se vino es un error, como olvidar el lápiz y papel sólo porque se utilizan celulares y computadoras, pero lloran cuando éstos se descomponen, no hay electricidad o le dieron a "borrar", en vez de guardar.
Los moteles baratos son
víctimas directas de la discriminación, en especial de las mujeres, que se
niegan a que las lleven al mismo porque ellas dicen que valen más. Y puede que
sea así, pero es el hotel el del precio económico, no ellas, así que cuando lo
discriminan por su precio, también le restan valor a la relación de pareja.
O sea, es una excusa para
no estar contigo y miren que es lo mejor que les puede ocurrir. Déjenlas y que
se busquen a un malandro que les ofrezca como nidito de amor, unos cartones en
un montarrascal, para que vean que cambiaron a su mamá por una burra.
Es tanta la buena
estructura y organización de los moteles baratos, que los hoteles económicos los
están emulando para no quebrar. Y para evitar dicho quiebre, han bajado sus
precios para que las parejas, quiebren, y no me estoy refiriendo al dinero.
Por eso, ya es un tanto difícil
el saber reconocer cuál es un motel y cuál es un hotel, porque están ofreciendo
los mismos precios por horas, te incluyen combos con comidas y bebidas, tienen
mucha discreción en taquilla o para llevarte agua y casi que te desvisten y te
vuelven a vestir o te echan porras, todo por el buen servicio.
Uno de los divertimentos
de quien suscribe y que hizo en algunos años en los que los moteles económicos no
eran tan seguros, era adentrarse a los mismos, tocar las puertas y gritar, ¡EPA!,
¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO ALLÍ, ESOS GRITOS DE ASMA QUÉ SON, ¿NECESITAN AYUDA?
Había quien criticaba que
cortaban la nota (al parecer no eran gritos sino “canto hondo”), pero así
sucede con la gente malagradecida cuando uno les brinda asistencia en caso de
emergencia.
Ya eso no ocurre en los
moteles baratos ni en los de precio moderado, ya que tienen guardianes, cercas
eléctricas, cámaras de seguridad y una señora que además de echar el chisme, les
echa bendiciones y les da consejos a las parejas.
Moteles baratos: ¿A cuáles moteles ("dizque o condicionan") quieren ir las mujeres que no te aman ni tienen un interés real ni están conscientes de la situación económica del país?
A los moteles lujosos con
temáticas de tipo selva, cavernícolas, edad media, esclavitud, cambio de roles
(sospechoso), juego del plomero, de la chica que reparte pizzas o a los
vaqueros. Allí donde hay luces estroboscópicas, jacuzzis, esferas discos, tubos
para pole dance, piano bar, un sillón que se parece a la M de Movistar, un
potro de tormentos para que les atormenten (¿la sala medieval?) y,
principalmente, un cajero automático…o más bien dos, uno es el empotrado en la
pared y el otro, el hombre.
A diferencia de los
moteles baratos, estos están más alejados, requiriendo así el vehículo propio, prestado,
agarrado a su papá sin permiso o pagar un taxi que cobra más por ser alcahuete.
Algunos con suerte pueden contratar un mototaxi y entran al motel y el mototaxista
o se queda con ambos o se queda con ella, más la propina por uso de la app.
En ellos se ha perdido el
espíritu de refugio, confort, descanso y de ir a aquello con dignidad, pero no dejando
dos meses de salario -o más- para un ratico o cuatro horas. Cobran tanto que es
mejor casarse y gastan lo mismo en un mercado, transporte y la sala de
maternidad.
Por eso, hay que rendir
honores a los moteles baratos, donde de seguro usted fue concebido y no lo sabe.
Se adapta a la situación económica de quien va a pagar e incluso les es barato
para el 50/50 y pueden llevar comida de la calle, ya que no son tan
prohibitivos como en los cines o en la casa de sus padres.
Poder entrar a pie al
motel y salir del motel a pie, con la frente en alto y los medidores a tope (el
de la dignidad, honor y buen trato, me refiero), es algo que se les celebra a
las mejores parejas y que demuestra amor verdadero, como el comer perros
calientes sentados en una acera o ir al cine en lunes popular.
Demuestren su interés
real y ayuden a la economía de su contraparte y la del país, asistan a los
moteles baratos de su zona con frecuencia, incluso si no es con la misma
persona. Lo importante es que todo se mueva y nada se quede sin cuajar. Ya basta
de estigmas, la vida es un ratico y la gente buena nos estamos extinguiendo
antes.
Estas picardías se
perdonan, lo que es imperdonable es que le digas no a quien te ofrece humildad,
cariño, pasión y realidades, sólo por los estigmas.
También es imperdonable
que busques un motel barato que no esté adaptado a la ola cultural y a las
normas de higiene o que sus paredes sean de drywall y se oye incluso cuando te bajas
el cierre o te desabotonan la blusa.
Todo debe tener su justo
balance; lugares para la pasión hay, sin importar que te vean entrar o salir
del mismo, porque no entraste a robar ni a llevar un maletín con dinero a un
corruto, vas al acto del amor incluso cuando sólo hay cariño, pero para los
efectos, vale y sabe lo mismo (de sabroso).
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