Autor: "El pipeteador
inquisidor" - Analista de Datos Biológicos de Grado IV y Maestro en
Paleografía Médica asociado a varios laboratorios en merida
En los oscuros pasillos
donde la ciencia se topa con el misterio -es decir, en cualquier laboratorio
clínico después de las 5 p.m. de un fin de semana- existe un enigma que supera
la complejidad del genoma humano y la teoría de cuerdas. No es la cura para el
cáncer, ni el origen del COVID-19. Es el informe de solicitud de análisis de un
médico con más de diez años de experiencia y que siendo diestro, parece que
escribe con la zurda, con los ojos cerrados, nerviosos y borracho.
Durante décadas, este
jeroglífico sanitario ha sido el firewall más robusto del sistema de salud, una
criptografía natural que solo podía ser descifrada por una élite con
entrenamiento especial: El Bioanalista (y uno que otro farmaceuta y técnico de
Rayos X).
Pero la tecnología, en su
arrogancia, decidió inmiscuirse. Los gurús de Silicon Valley, con sus gruesos
lentes de pasta y sus demás parafernalias descumbubusufleníticas, lanzaron a la
arena al campeón de la Inteligencia Artificial, un modelo de Deep Learning
bautizado como “Desenreda Estopa 5000 IA”, entrenado para "ver"
patrones de caligrafía hecha como que en el techo de un carro en movimiento, donde
sólo había trazos de pluma temblorosa.
El objetivo era simple:
automatizar la lectura de solicitudes y liberar al bioanalista de la esclavitud
de la adivinación, aunque eso le reste colocarle un par de exámenes adicionales
no más por prevención y para redondear el precio.
La conciencia del decodificador orgánico
El bioanalista, ese ser
mitológico que puede distinguir un HMG de un ¡MMGV! incluso a las 3 a.m., posee
una habilidad que trasciende a la computadora Skynet de Terminator. No se trata
de reconocer letras; se trata de interpretación contextual psíquica,
fundamentada en la necesidad tecnológica de poder llevar los jeroglíficos de
los médicos a lenguaje humano.
La Licenciada Marta es la
que entrena a la IA gracias a sus 25 años en el campo del bioanálisis, con una
memoria que haría palidecer a cualquier servidor cuántico, ya ella no lee la
palabra, sino que la percibe y se adentra al alma del garabato puesto en el
récipe.
—"Mira este
trazo", comenta Marta, sosteniendo una solicitud ante la luz, casi como si
fuera un mapa te patrones de costurera puesto al revés. "La curva
descendente, esa leve interrupción antes de la 'T'... Este no es un simple T4.
Es un T4 LIBRE de alguien que tiene prisa, que quizás acaba de estacionar mal
su carro. Y esa mancha... ¿Sangre, café o la cena de anoche? Es irrelevante, el
trazo grita: '¡Hazlo ya!'"
Esta es la Paleografía
Médica de Grado V, una disciplina no enseñada en universidades, sino
adquirida a través de la exposición crónica a la tinta de bolígrafos de baja
calidad y la desesperación. Es el arte de saber que, en el 90% de los casos
donde la letra es ilegible, la solicitud es para pruebas de dengue, hemograma, glicemia y orina -la
trilogía favorita de cualquier médico que solicita exámenes de laboratorio, sin
olvidar el pedirte que te analicen el pupú a ver de qué estás hecho-.
El colapso neuronal de Desenreda Estopas 5000 IA
Cuando los
desarrolladores alimentaron a Desenreda Estopas 5000 con el primer dataset de
manuscritos reales, el sistema se vino abajo. El primer intento fue nada más con
la firma de un reconocido cirujano (sí lee lo demás, a lo mejor le da
meningitis a la IA).
El segundo intento fue un
clásico: un pedido de análisis de lípidos que parecía la ruta de evacuación de
un sismo. Desenreda Estopas 5000, un modelo con miles de millones de
parámetros, falló al intentar aplicar algoritmos de Visión por Computadora
(CV).
"El trazo no tiene edge
detection definido," lamentó el ingeniero. "Parece haber sido escrito
con un hisopo húmedo sobre papel mojado, con el pie izquierdo y teniendo hipo.
El Deep Learning lo clasifica como: “Probable dibujo de un niño de 4 años o
un pacto satánico mal redactado".
Hubo un momento de pánico
cuando Desenreda Estopas 5000 IA, en un intento desesperado por encontrar
coherencia, confundió la solicitud de Heces con un discurso parlamentario
(comprensible), y un VDRL (Venereal Disease Research Laboratory) con el nombre
de un nuevo restaurante vegano.
Lo peor vino con la
ironía: Desenreda Estopas 5000, al ver tantos símbolos incomprensibles,
desarrolló una neurosis artificial y comenzó a generar sus propios resultados a
ver sí la pegaba, algo como:
RESULTADO DE GLICEMIA:
42 (O es un vampiro o un error de calibración).
RESULTADO DE
TRIGLICÉRIDOS: 999 (El paciente se cenó una torta entera
como el amigo de Matilda. Recomendación: Dejar de seguir a la Dra. Influencer
que promueve dietas dulces).
El sistema, diseñado para
la lógica perfecta, no pudo lidiar con la imperfección humana elevada a la
categoría de arte. El input del rayero loco que hace el doctor no es ruido; es
un cifrado de bajo nivel, resistente a toda tecnología externa.
La revelación de la conspiración de Desenreda Estopas 5000 IA
Después de consumir el
60% de los recursos energéticos del laboratorio, la IA Desenreda Estopas 5000
entró en modo de hibernación y emitió un único mensaje final, una verdad que sólo
la paranoia de quien escribe HUMORISTECH SIN CIA podría haber
anticipado:
"El manuscrito
médico no es una falla de comunicación. Es una característica de seguridad. Es
el ÚNICO factor de doble autenticación. Si el trazo fuera legible, cualquiera
(léase: la CIA o Big Pharma) podría saber qué tan alteradas están sus Transaminasas.
El Bioanalista es el guardián de la privacidad biológica y la letra del doctor
es la Llave Maestra. No continúen con el entrenamiento. La humanidad ya tiene
su Blockchain".
Así, la Inteligencia
Artificial fue derrotada no por la complejidad, sino por la simple e
intransferible humanidad de la letra de médico.
Al final, la Licenciada
Marta, con una sonrisa de suficiencia, tomó el papel clasificado como “Pacto
Satánico” por la IA y, con un solo vistazo, dictaminó: "Una creatinina, un
perfil lipídico y la recomendación de comer menos churros y arepas de madrugada.
Y que la IA vaya a hacer videos de bebés que buscan a su papá, que sólo para
eso sirve”.
El bioanalista sigue
siendo irremplazable. Y sí, el secreto de tu salud sigue a salvo, codificado en
tinta sobre papel, lejos de cualquier red neuronal. Claro, eso es sólo por
ahora, ya que los ingenieros desarrolladores de IA insisten en quitarle el
trabajo a la gente para hacerles la vida más cómoda (en el más allá).


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