Disculpen que no había escrito en algún tiempo pero es que realmente no
tenía ánimo. Disculpen la sinceridad, pero bueno, realmente les venía a echar
un cuento pero ya mi hija de 2 años me ha pedido que le contara uno y ya no me
queda más neuronas para inventar algo nuevo.
Y es que me he dado cuenta de que, el hombre promedio gasta el 85% de su
imaginación al inventar una historia, y nos volvemos tan buenos que podemos
unir una o más historias ficticias e inclusive podemos mantenerlas por años,
llegando al punto de que nosotros mismos nos las creemos.
Si llegamos tarde a una cita con nuestra pareja, podemos mentir diciendo
desde que el tráfico está insufrible hasta que somos testigos en un caso de
CSI. Si faltamos un lunes, después de Semana Santa al trabajo, diremos que nos
ha pasado las cosas más asombrosas que dejarían loco a Indiana Jones. Si nos
llaman del Banco para decirnos el porqué no hemos pagado la tarjeta diremos que
simplemente se nos presentó algo que nos desequilibró el presupuesto. El
hecho es que, somos excelentes al inventar cuentos, pero cuando un niño nos
pide que le contemos algo, somos en pocas palabras, un desastre.
Y es que claro, si contamos mal un cuento a un niño, nuestra esposa no nos
negará el sexo ni nuestro jefe nos despedirá del trabajo y los Banco no nos
cobrarán más intereses. En pocas palabras, los niños tienen las de perder.
Por eso es que he estado pensando en algunos tips de cómo contar un cuento,
a ver qué os parece.
1. Nunca utilice personas humanos o con fuertes rasgos humanos. Y es que la razón del porqué NO lo debemos hacerlo es que siempre
vamos a proyectar nuestras propias vivencias (que no son muy buenas por
cierto). Yo recuerdo que el Pinocho que me contaba mi padre fue prohibido por
la Unesco ya que Pinocho era un trabajador explotado que, según sus propias
palabras, “lo forzaban a trabajar 12 horas diarias haciendo el asiento contable
de 35 empresas”.
E igualmente, Geppeto era “un sucio jefe italiano que no le importaba que
Pinocho trabajara tanto si igualmente le descontaba la mañana si llegaba
tarde”. Y si hablamos de la bella durmiente de mi madre, “La bruja era
esa, la bicha esa, la madre del Y-QUE-PRINCIPE azul, que después de que se
casaron más nunca le compró flores y…”. Y allí no sé porque mi padre si iba a
dormir al sofá. Pero el punto es ese. Escoja personajes que no sean humanos. Y
tampoco venga a contar sobre “Las Tortugas Ninjas” porque cuando llegue al
punto el jefe es una rata, todo habrá colapsado.
2. La Trama. Señores padres, les
recuerdo, sus hijos le están pidiendo que les cuente un cuento, ustedes son la
única opción válida y barata para el insomnio infantil. SI ellos fueran mayores
créanme, estaría en la calle o el cine o viendo Internet. Y es que sus hijos
están buscando conciliar el sueño, ellos no están tomando nota o copiando un
dictado para enviarlo a ver si ese cuento se gana el mejor guión extranjero en
los Oscar.
Recuerdo los consejos de mi abuela, “Todo buen cuento debe tener las 3 C…
Corto, Cencillo y Cimple”. Disculpen la ortografía de mi abuela, ella
solo llego hasta 2do grado. Pero es cierto. El mejor cuento lo aprendí de mi
hija de 2 años. “Había una vez un
dinosaurio que estaba aburrido y decidió ir a visitar y jugar con su amiga la
hormiga. Había un día excelente, soleado. Tomo su motocicleta y salió. Pero en
el camino el día se volvió lluvioso. Y el dinosaurio regresó triste. Esperó y
al siguiente día, el tiempo estaba soleado pero en el camino, llovió y se
regresó. Así volvió a esperar a estar soleado, pero nunca llegaba a su destino
porque llovía. Así se repitió varios días. Soleado, lluviosos, soleado,
lluvioso. Un día tocaron la puerta de la casa del dinosaurio y quien era?... la
hormiga con un traje para la lluvia. FIN”.
¿Entendieron? Tiene las 3 “C” de mi abuela, corto, sencillo y simple. Bueno
ustedes me entendieron lo de la C. Además recuerden, que una trama debe ser
sencilla ya que quizás debas usarla en otra ocasión, quizás un día que llegues
“zarataco” a tu casa y justo ese día el niño te pedirá que le cuentes algo. Y
lo menos que quieres recordar es nombre como “Rapunzel”, “Gargamel”, “La reina
Grimhilde”, “Stromboli”.
3. La participación. Padres, padres, padres…
realmente no se cansan de cometer errores, tras errores, tras errores, tras
errores. Ustedes, que se la pasan viendo las celebridades y los famosos en su
rueda de prensa. ¿Qué hay de común? Recuerdan a Tiger Woods y su
escándalo sexual? Todos los sabían, el error le costaría una millonada de
dólares en patrocinio ¿y qué fue lo que hizo al dar una rueda de prensa?
“Señores, pido mis disculpas por mi comportamiento, en especial a mi esposa y
mis patrocinadores. Lo siento… Gracias. No hay cometario”. Y adiós! Ya. Se fue.
No se enredó esperando que un periodista lo enredara más de lo que ya estaba
enredado.
Y padres, volviendo al cuento de sus hijos. Esto no es una democracia, no
tiene nada que ver con la “participación ciudadana”, olvídenlo. “Erase una
vez…. Trama… Fin”. Y ya. No hagan pausa, no permitan preguntas. Porque es
por su bien y el de sus niños. Además un buen cuento durará unos 15 min. Pero
con preguntas pasarán 6 horas respondiendo cosas como “Que es una caperucita?,
porque iba sola sin supervisión adulta?, porque el lobo se disfrazó cuando lo
que debía hacer era esperar detrás de un árbol y devorarla?”. Créanme, no
querrán responder esto.
4. El fin. Otro de los puntos clave
para un buen cuento es el final. A nadie le interesa saber que pasó después de
que Pinocho se volvió humano, a nadie le interesa saber qué pasó con la Bella
Durmiente cuando se despertó y nadie, absolutamente nadie quiere saber que el
príncipe le dijo a Blancanieves que no quería ver a otro enano en la casa pero
por error de la Blancanieves, ups, habrá un 8vo enano en la casa cuando ya “no
hay cama pa’ tanta gente”. Confíen en mí padres.
Pero bueno, hay otros tips que tengo por allí pero les cuento luego, lo que
deben recordar que hay que fijarse bien en sus niños, la práctica hace al
maestro. Observen bien a sus hijos. Recuerde que si tiene miedo hay 2 cuentos
que puede usar cuando se encuentre en apuro. Para varones, use “Tarzán”.
Ya que un niño abandonado en la Selva y que es criado por monos es siempre algo
que hará pensar al niño antes de portarse mal (puede añadir la visita a su zoológico
local este fin).
Para las hembritas, “Rapunzel”. La historia de una chica que fue
abandonada en una torre porque quería salir con cual baboso se cruzara en su
camino. Pero recuerde solo usarlas en caso de emergencia. El abuso de estos
cuentos puede terminar como algún cuento que usted echará a los otros viejitos
abandonados en un “Hogar de reposo” pero barato, del gobierno.
… Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
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