Reuben Morales Foto: RumbaCaracas |
Hay gente que busca mejorar las estrategias de su empresa a través de nuevas tecnologías, capacitación en nuevas tendencias o estudios de mercado; cuando a veces puede salirle más barato invertir en una sola persona que puede ahorrarle muchos de esos gastos: un viejito.
Vean que la vejez muchas veces es el recurso más valioso para ciertas profesiones. Los pilotos aeronáuticos son más calificados cuantas más horas de vuelo tienen. El papa tiene que ser alguien de mucha jerarquía y trayectoria para portar en sí mismo la tradición de la iglesia. En el circo, los payasos siempre son los artistas más viejos –quienes luego de haber sido malabaristas y equilibristas por muchos años, finalmente son considerados aptos para asumir el difícil rol del payaso. Un médico gana más confianza de sus pacientes cuanto más años de servicio, estudios y tiene. Un abogado suele ser mejor cuanto más “zorro viejo” es.
Si supieran el aprecio que hay por los viejos en otros países.
Tan sólo tomemos la farándula como ejemplo. En Estados Unidos se habla con gran cariño de Frank Sinatra y Ray Charles. Uno de los tesoros más preciados en Argentina es el conjunto humorístico de setentones de Les Luthiers. ¿Qué hablar del viejito Miguel Gila en España? ¿Y Paul McCartney y los Rolling Stones en Inglaterra? ¿Y Buena Vista Social Club?
Hagamos el mismo ejercicio de percepción, pero con artistas venezolanos. Alfredo Sadel… “¿Esa no es una plaza?”. Trino Mora… “Pavoso”. El Puma… “¡Ese es el de los chicles!”. Los Ángeles Negros… “Unos difuntos de Barlovento”. Mirna Ríos y Mirla Castellanos… “¡Menopáusicas!”. Y a María Teresa Chacín la salvaron los Latin Grammy (tan latinos, que se pronuncian en inglés)porque si no, quedaba en el baúl de los recuerdos.
Me molesta de sobremanera cuando escucho a alguien referirse a una persona mayor como “viejo de mierda”, “anciano decrépito”, “viejo maniático” o “dinosaurio”. ¿No piensan que luego ellos serán viejos también? Es que en esta época donde se dice que prácticamente los 70 son los nuevos 25 y los viejos no son de tercera edad, sino de “juventud prolongada”; ser viejo es una vergüenza.
En medio de tantas operaciones y tratamientos estéticos, lo que hacemos es correr la arruga de nuestra realidad (literalmente). ¡Y tan bonito que se ve alguien que acoge su vejez con gusto!
Siento que en Venezuela existe una especie de “apartheid” generacional. Así como existen el racismo y el clasismo, a veces noto un “generacionismo”. “Que no me vea viejo o con viejos porque me rayo”, dirían algunos.
Me imagino lo mucho que gozan los viejos viendo cómo los jóvenes nos damos golpes en la vida -cuando ellos saben que pudimos haberlos evitado si tan solo los hubiésemos escuchado. Por eso creo que gran parte de los tumbos que da Venezuela actualmente podrían salvarse con una especie de “Misión Viejo Adentro”: contrate a un viejito para que lo aconseje en su empresa, descargue en su mp3 “audioviejos”, cumpla una hora semanal de servicio social en un geriátrico, vea comediantes viejitos en Youtube, como Amparo Baró, Miguel Gila, George Carlin, Enrique Pinti o deléitese con las crónicas de Oscar Yánes u Oscar Sambrano (que algunos de los dos merece un Oscar).
Como dice Reynaldo Armas, “Los viejos están mandando”. Por eso creo que Venezuela tendría un mejor rumbo si en estos momentos tuviera un presidente viejo… no uno maduro.
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