Teóricamente,
yo soy un adulto. Cuando necesito algo, lo compro, o al menos yo lo haría, si
alguna vez fuera a la tienda de un Centro Comercial. En la mayoría de las
circunstancias, es más fácil simplemente no querer nada de regalos para
Navidad. La lista de cosas que prefiero hacer en la tienda es muy amplia, pero
basta decir que incluye ver a las vendedoras bonitas (no muchas) y reírme con
sus "en que te ayudo mi amor" (pensando que es alguna trama de una
película XXX).
Lo que sí es real es que es muy doloroso el viaje al centro
comercial.
En muchos sentidos, llevo una vida de monje. Si tengo cerveza y
acceso a Internet, estoy "hecho". No estoy seguro de si realmente los
monasterios satisfacen esos dos requisitos, pero si lo hicieran, la escasez
laboral para mí habría terminado. Una vida de aislamiento y sólo con alcohol y
pornografía para hacerme compañía suena como el cielo, al menos según mi
comprensión de la Biblia. Por eso es que la Navidad es tan desconcertante. Es
difícil pensar en algo que quiero lo suficiente como para pedirle a otra
persona que lo consiga para mí, pero no lo suficiente como para simplemente
ordenar yo mismo, "on-line".
A cambio de un regalo que en cierto modo
quiero, tengo que conseguir algo para la persona que me da el regalo (todo eso
lo he aprendido después de 20 años de recibir y no dar regalos). Todo el
proceso se reduce a un intercambio innecesario de obligaciones, al igual que
Jesús tenía la intención. Es por eso que el regalo que quiero más que nada es
que no se vean obligados a comprarme regalo. Fingiendo que se preocupan por las
otras personas es demasiado trabajo.
Por supuesto, eso no detendrá a mi esposa de cumplir con
nuestras obligaciones en todos los intercambios de regalos, al igual que lo
hace todos los años. Así es: Mi único papel en todo este proceso es pensar en
otras cosas que quiero que la gente me compre, y yo todavía me quejo de ello.
Esa actitud insufrible mantiene mi lista de amigos realmente bajo, que paga
dividendos en esta época del año. Yo no tengo que hacer que mi esposa compre
regalos recíprocos para mis amigos ya que casi ni se hablan. Los miembros
de la familia son una historia diferente. Yeli y yo estamos en los intercambios
de regalos con sus padres y hermanas porque las personas relacionadas a mí (o a
ella) por sangre y matrimonio no rechazan mi personalidad. Construyeron una
especie de inmunidad a lo largo del tiempo como lo hacen con cualquier otra
infección dañina. Cada relación necesita una lista diferente de ideas de los
regalos de mi parte para asegurar que no hay solapamiento, a pesar de que lo
único que realmente quiero es que me dejen solo. Finalmente sólo pido ropa. Eso
es más o menos el equivalente de solicitar pasta de dientes y papel higiénico,
que no es una mala idea, ahora que lo pienso. Parece que mis listas la acabo de
hacer, después de todo.
Aunque yo no consigo pensar en regalos como otro adulto, que no
es capaz de tomar una decisión para regalarle algo original a mi esposa, yo he
optado por simplemente preguntar: "Y tu?, que quieres para
Navidad?"... Oh, oh, oh" (Siempre añadiendo el toque navideño, anoten
solteros).
La diferencia de edad con mis hijos se está cerrando
rápidamente, así que es mejor aprovecharlo en esta época. En el momento en que
sean adolescentes, estoy seguro de que vamos a comunicarnos únicamente por
correos electrónicos. No es difícil de impresionar a un niño de casi 1 año de
edad, y una de casi 3. Les encanta cualquier cosa, siempre y cuando haga
cualquier tipo de ruido de bolsa (para el varón) y que sea de color rosa y
brillante (para la hembrita). Si alguna vez olvido un cumpleaños o un regalo de
Navidad, yo podría añadir pintura y algo de brillo a cosas que tengo en la caja
de herramienta: "Aquí tienen, disfruten de su pistola de pintura (para el
varón)" o "Su taladro... de princesa." Voy a estar tan
enojado si Mattel roba la idea.
Mi única regla dura y rápida para los regalos de mis hijos es
que no pueden ser comida, ropa o albergue. Esos no son los regalos, sino que
son requisitos legales. Si no proporciono eso a mis hijos, voy a la cárcel. Dar
a los niños un par de medias para Navidad es exactamente lo mismo que darles de
comer la cena y decir que es un regalo. Es lo mismo que pagar la factura de la
luz y reclamar que es un regalo de cumpleaños adelantado. Como buenos padres,
compramos a nuestros hijos un montón de juguetes, y como buenos niños, juegan
con ellos durante diez minutos y luego más nunca lo tocamos en su vida. El
principal uso del aserrín de la casa es la construcción de una carrera de
obstáculos improvisada hacia la casita de la Barbie. Y hasta es un regalo si
tengo la buena suerte con lo de armar una cocina de juguete sin torcerme un
tobillo con una tiara que hay en el camino.
Mi esposa es más fácil de regalarle, y le doy lo mismo todos los
años: absolutamente nada. No la he comprado un regalo desde antes de casarnos,
y hasta ahora no ha presentado una denuncia formal. Una cuenta corriente
conjunta mata la magia de la Navidad por la mañana: "¡Hey, cariño, mira lo
que te he comprado con tu dinero" Mientras ella está ganando dinero, ella
puede querer usar esa misma táctica conmigo. Incluso si ella me dice
exactamente lo que quiere, mis posibilidades de comprar lo correcto son
insignificantes o casi nulas. Si ella me pidió una nueva crema para la piel,
significa que probablemente yo vuelva con un juego de destornilladores y un
cachorro. Después de estar casado tanto tiempo, todas las sorpresas son malas
sorpresas, sobre todo cuando accidentalmente atropello al cachorro. Sólo una
vez, quiero una mañana de Navidad donde yo no termine pidiéndole disculpas a mi
esposa por no haber entendido correctamente sus instrucciones sobre su regalo
de Navidad. Casi lo logró el año pasado cuando me pidió una blusa de un establecimiento,
el cual había ya reservado a mi nombre y que me habían dado un descuento del
30%, pero no es mi culpa que quedara al frente de una tienda de Videojuegos y
Mario karts se veía en 3D.
Yeli, mi esposa, es mejor siguiendo las instrucciones que yo,
por lo que es seguro para mí hacer mis compras a través de ella.
La mayor parte
del tiempo, no tengo ni siquiera que pedir las cosas. Por arte de magia
aparecen en mi armario, sin importar la época del año. Todo esto es parte del
profundo deseo de mi esposa de no verme desnudo. En cuanto a mí, ella está
haciendo un servicio público y ahorrándoles a todos los demás, años de terapia.
Ella es tan buena en el manejo de mis necesidades básicas que no tengo nada que
pedir en Navidad. Por desgracia, todavía estoy obligado a hacer una lista de
cosas que realmente no quiero para que otras personas me regalen a mí, y así
evitar que mi esposa puede cambiarla por cosas que si necesito y que a la vez
ella necesita. Lo único bueno de este proceso es que hace que mis niños estén
contentos añadiendo cosas a su carretera de obstáculos en el suelo. Ahora, si
me disculpan, tengo que ir al doctor a sacarme este Lego y este zapato Barbie
de la parte inferior de mi pie.
Autor: Omar González @Rohan1974, el "Papá On Fire"
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