Cada país posee a una estrella que es a su vez una anti-estrella porque su porte es distinta a su pose. Ese hombre es un comediante. Esa mujer es una comediante. Mejor dichos, ambos son SOBREVIVIENTES.
Mientras los galanes buenmozos se gastan en gimnasios, el anti galán come parrilla cuando quiere y hasta que el ombligo le brota.
Mientras las actrices bellas se desviven haciendo rutinas de ejercicios, las anti-galanas (por llamarles así porque no sé cómo se les llama y me suena bien aunque esté mal), ellas apenas caminan y bajan escaleras para evitar la artritis.
Los galanes besan a las galanas y viceversa. Los antigalanes y antigalanas no. Bueno, yo tampoco le veo ventaja a ésto, así que no escribí este párrafo.
El galán y la galana jamás aprenden a ser feos y cuando les llega el óxido de los años, pasan al bisturí. Usualmente por malabares del destino, quedan como si les hubiesen operado con una botella partida. Son pocas las excepciones de quienes quedan allí medio aguantadas o aguantados con una malla de contención, más viven con el temor que se les vaya un hilo de la costura...digo, de la sutura.
Los antigalanes y antigalanas son feos y con los años, mejoran. Claro, el maquillaje acumulado los va ayudando, el comer lo que quieran les pone gorditos y se cuidan mucho yendo al médico porque andan del timbo al tambo por el país y saben que controlarse es bueno para evitar una cagueta, ceguera o fiebre en el escenario.
Los galanes y galanas tienen un momento de gloria. Los antigalanes y antigalanas, son para siempre.
La edad no es trauma para los antigalanes y antigalanas; son de arcilla moldeable a los tiempos y con más control sobre los complejos. No son la portada de las revistas pero sí el contenido más divertido dentro de ellas.
Los antigalanes y antigalanas destacan en una entrevista porque no se tienen que cuidar en poses. Sus antítesis, sí.
Para un galan o galana es un honor que un antigalan o antigalana les parodie, porque eso les ayuda a calar en el público mejor. Pero ellos no pueden hacer lo contrario, porque se rayan.
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Hay galanes que son felices con su opuesto, por igual las galanas. Pues saben que no le hacen colchón ni competencia, les hacen honor.
Un/a antigalán/ana no se muere por la moda, por las luces ni por los amapuches. Más cuando los obtienen, no es por ser la sombra de alguien, sino ser ellos mismos. Y contagian de una buena vibra que sus antítesis (algunos), no saben generar. Es allí cuando el galán o la galana se quema, les suplen y el antigalán sigue per saecula saeculorum.
Los antigalanes son los mejores haciendo el amor a quien quiera, porque se esmeran en recompensar el sacrificio de su contraparte. Los galanes, muchos se bensan a sí mismos o entre sí y las galanas cuidando la figura, dejan los goces mundanos que son sabrosos para luego, cuando ya están a punto de hacer el papel de tías abuelas.
Un antigalán con una galana es la mejor forma de erradicar el Bullying y dar ejemplo a la humanidad. Porque sí un feo se casa con una bonita o un buenmozo con una medio aporreadita, los genes de bellezura podrían predominar y se acabarían los feos.
Sí, ésto último podría acabar con los antigalanes, pero sería poca pérdida por ver a un mundo de más equidad, menos Bullying, mejor porte y de joder a los buenmozos que les tocará con las feas y joder a las bonitas con un marido feo.
De un antigalán o antigalana jamás dirán "se echó a perder de feo/a", siempre dirán "ese siempre le saca la gracia a todo, cada vez más con su forma de ser".
El antigalán sabe que todo aplauso, comentario, crítica constructiva y momento estelar, es ganancia para su alma. Su contraparte, poco lo sabe o tarda en entenderlo, porque se gastó el tiempo poniéndose más bonito para que el Padre Tiempo le echara la vaina y sus malas inversiones lo hicieran entender que la humildad debe venir en combo con la cara.
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