Ante la desesperada situación de los millares de personas que cada día amanecen con deseos de terminar sus relaciones con los demás y no tienen palabras para hacerlo, aquí presentamos varios modelos de misivas de ruptura, las cuales cada quien puede adaptar según sus propias necesidades, teniendo sólo el cuidado de conservar los tres elementos fundamentales de género epistolar: la amabilidad, la brevedad y la precisión.
CARTA PARA SEPARARSE DE LA ESPOSA
Sra.
Rosa de Fernalio.
Charallavito Abajo.
De mi ex-consideración:
Luego de 35 años de matrimonio resistiendo sus histerias e
impertinencias, tengo a bien participarle que ya me harté del infierno en que
se había vuelto mi vida y he decidido dejarla por otra. A los fines que puedan
interesarle le informo que se trata de un bomboncito, que no sólo es mucho más
joven sino más bella e inteligente que la susodicha, y con la cual, aunque
usted no lo crea, me siento de mil maravillas.
En todo caso y dando al César lo que es del César, le agradezco
los dos o tres gestos amables que tuvo hacia mi persona durante los siete
lustros del martirio, y para que no diga usted que la abandoné así de un solo
golpe, le estoy dejando junto con esta carta mi último lote de ropa sucia
completo, para que una vez lavada y planchada tenga a bien dejármela en la
conserjería.
Para suavizar nuestra ruptura e impedir los traumas emocionales típicos
del divorcio, le iré dejando pequeños lotes de ropa sucia semanalmente, pero al
final de mes sólo me limitaré a dejarle las medias y los interiores.
Tal como se lo dije el día en que me lanzó encima el último plato
de la vajilla, le reitero que no tenemos bienes comunes, porque ante el
desproporcionado aumento del precio de la cerveza me vi obligado a beberme
hasta el último centavo de nuestros ahorros. Para cualquier cosa, así como para
la redacción de los documentos finales necesarios para mi liberación, le
agradezco entenderse directamente con mis abogados.
Ya no tuyo,
Alberto Fernalio.
PD: Mientras dura el proceso de la separación mucho le sabría agradecer
no ponerle cloro a los cuellos de las camisas, dele con la mano.
Autor: Jaime Ballestas - Otrova Gomas
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