La Ventana Indiscreta, sin querer queriendo termino viendo


Parece que estoy castigado dentro de mi propio hogar, ya que sí veo hacia el techo se ven proyectados mis temores, frustraciones, faltas, carencias, suspiros y desengaños. Y sí veo por la ventana indiscreta, sin querer queriendo termino viendo cosas peores por no ser proyecciones, sino por ser verdaderas.

Y es que por las ventanas de mi casa, veo

Por mala suerte a la vecina que se pone el short con la leyenda en el trasero “baby girl”, siendo ella talla 44. Y no, los hombres de verdad como yo no estamos contra las estrías como dicen las mujeres, para nada. Estamos en contra de que no se aprecien a sí mismas, que es distinto. Y entre tantos rollos como anuncio de caucho Michelin, difícil captar estrías.

Está la vieja malvada (no, no me disculpo, lo es), que ha criado 3 generaciones de ladrones y malos hijos e hijas, que se gritan entre sí con blasfemias que ruborizarían al diablo que ni les quiere en sus predios. Caminando con sus piernas torcidas mientras rezonga de la gente a la que le pide falsa caridad.

El policía que le pega a la mujer y sin eso ella no es feliz, cuyos hijos se fueron del hogar a ser como él y sus nietos los cría para ser iguales, salvo el detalle original que gustan de orinarse en las puertas ajenas. Y cuando lo denunciamos, sus colegas lo apoyan. Porque...así son pues, así son.

La gente en moto que corre como en autopista por las aceras, sin importar a quien arrollen y se indignan sí les reclaman. Quizás es una reacción propia de ser motorizado, la de ser altanero, con las excepciones que son muy pocas y de haberlas, no es precisamente por aquí.

Veo a sujetos que tuvieron la bendición de ser amados y conseguir una familia, mostrándose como musulmanes de esos que ven a la mujer como un pelele, la cual va detrás de ellos, obedeciendo órdenes y ellas muy sumisas y complacidas, quizá porque les guste que las castiguen a chaparrazos o quizá porque están expiando sus culpas de no haberse ido cuando les advirtieron.

Ente que se viene comiendo el pan que compraron y hacen que su familia coma menos porque al llegar a casa, vuelven a repetir. Porque cuando empiezan a ganar dinero, se les sale lo orillero.

Seres que estacionan sus carros en áreas verdes que ya no lo son tal, haciendo el ornato un lote baldío.

Y así aparte de eso, mucho más

Tanto que me tomaría días y días describirlo, ya que no incluí las noches donde a pesar de los 30 a 37º de mi ciudad, tenemos una neblina que a muchos hace feliz, unos queriendo y otros no, porque es el humo de la marihuana, que se confunde con la espectral noche propia de postes sin bombillos.

Por eso, quisiera tapiar las ventanas y pasármela viendo al techo, es definitivamente menos terrible y mi mente sabe que no es demoníacamente real como la vida en éste entorno.

Y no las tapio, por las cosas buenas, que en su mayoría no son ni mujeres y niños primero, ni hombres segundo ni último. Me refiero a la natura.

ARGENIS SERRANO - @HUMORISTECH

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