La carne de cañón es la carne menos
comestible del mundo, aunque siempre habrá quienes se los coman…vivos.
Hay algunos que se entregan al
matadero por su propia cuenta, pero en vez de carne de cañón, son más bien bofe
de cañón.
Aunque les rugen las tripas, venden su
cuerpo y almas por la vida de otros que ni aplausos les dan ni flores a su
tumba.
A la carne de cañón se le reconoce
porque cree que por darles pescozones a los hijos o pegarle a la pareja, ya
tienen el entrenamiento de combate necesario para enfrentar a cualquier
amenaza.
Y cuando se enfrentan al enemigo o
rival, terminan siendo picadillo.
Hay carne de cañón de gran peso, que
es la primera en caer porque eso que llaman cuerpo no es apto para el combate,
aunque al dar la vida por los que no pelean, sino que les manipulan, sirven
como escombro.
A la carne de cañón también se le
llama “escudo humano”; usualmente los combatientes que están entrenados para no
morir tan rápido en batalla, agarran escudos de estos según el peso, por lo que
les llevan adelante como peones de uno a tres.
La carne molida toma otro contexto
cuando la agarra el enemigo en la refriega y la deja hecha picadillo.
Quienes fungen de carne de cañón, jamás
saben que son carne de cañón hasta que son tratados como carne de cañón. Bueno,
a veces ni eso, es que ellos van a las batallas a defender a quienes jamás los
defenderían a ellos y sacarse selfies.
El protocolo de batalla indica que los
escudos humanos deben realizar el combate cavernario, con palos y piedras y un
gran temor al fuego.
La expresión hace referencia a las
personas que son enviadas a situaciones peligrosas, como en una guerra; claro,
en su rango no le dirán que son ese tipo de carne, sino guardia de
avanzada…avanzada estupidez.
Cuando se batalla por la dignidad de
un país, todos van por igual. Cuando hay que ralear a algunos para que no
lleguen a los líderes, la providencia es esta, echar mano de los inservibles.
Imaginemos a un grupo de carne de
cañón que se presenta a una charla de formación de tácticas militares esperando
una charla inspiradora sobre cómo ser más valientes y sea tan convincente que
salgan a querer desvivir enemigos con sus propias manos y lo máximo que logren
con dichas manos es pedir clemencia.
A la carne de cañón les afectan hasta
los fuegos artificiales y el Call of Duty o Fortnite. Los vuelve locos y con
ganas de ir al combate, sin saber por qué o contra quién. Sus mentes les toman
como “prisioneros de guerra”.
Quienes fungen como carne de cañón se
divierten mucho en los entrenamientos, quizá por la adrenalina y el cardio.
Cuando toca la acción, se les sube la bilirrubina y se vuelven cardíacos.
Además, sus entrenamientos son muy
divertidos. En todo el orbe y en la historia universal se han reído de ellos,
aunque ellos lo han tomado por el lado amable de que se ríen con ellos; eso y
porque siguen sin entender su rol de pañales desechables.
Cuando alguien dice "carne de
cañón", a veces pensamos: "¿Y quién es el carnicero de esa guerra?
¿Tendrá su puesto en el mercado ´de pellejos o es solo un apodo?". Usualmente
el verdadero carnicero ni se deja ver.
Quien no entienda qué es la carne de
cañón, es que nunca jugó “Age of Empires” donde las civilizaciones
evolucionaban siempre para proteger al rey que ni por equivocación salía de
alguno de los 18 castillos y una maravilla arquitectónica que se construía.
Tampoco jugó “Plantas vs Zombis”, donde los pobres vegetales daban sus vidas
por la de nuestro cerebro.
La carne de cañón usualmente no tiene
ni para costearse una hamburguesa de la económica, pero se desvive porque sus
amos coman lomito.
Si se reunieran a pensar, quizás
salvaran sus vidas e incluso a la patria que representan, diciendo que todas
las guerras son estúpidas y que con sangre no florecen los tulipanes. Pero,
¿Para qué pensar?, ¡VAMOS A LA BATALLA!, que luego hay aguardiente gratis
usando como copa el cráneo de los enemigos (vieron en una película medieval).
A esta carne le queda bien una salsa,
aunque más bien los mandan al paredón…digo, al asador, donde quedan crudos,
aunque en sus mentes están bien tostados para estar metiéndose en guerras
ajenas.
Los animales no tienen escudos
humanos. Ellos eligen un líder que se cae a trancazos por su grupo y los demás
lo que hacen es ver y echarle porras. Pero los humanos por el contrario, salen
a dar el pecho…como tiro al blanco.
La carne de cañón no sólo está en batallas, sino también los que defienden a sus jefes tracaleros ante los acreedores o jueces, al novio que ofende a la novia que dice que lo va a cambiar y se enfrenta a sus padres o el borracho que se enfrenta a la policía para que no cierren el tugurio donde él bebe, a costa de su propia integridad.
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