Post que no pudo ser publicado en la revista impresa Robando Cámara, porque este blog está empavado para conseguir una columna donde le paguen algo. Pero no es mala suerte, es solamente falta total de suerte. Igual gracias a los amigos de la revista que buena intención tuvieron, siempre a la orden, porque siempre estaremos económicamente mal.
De los momentos más imperdibles en la vida, el más perdido y no apreciado es ir a la farmacia. Esa idea de que sólo se debe ir allí cuando se está enfermo o libidinoso (a comprar sombreritos de látex para fiestas de dos) es un razonamiento arcaico.
Si acaso sintiere usted debilidad, va a la farmacia y busca una vitamina que le ponga a valer nuevamente. Usted le pregunta al auxiliar de farmacia ¿cuál me recomienda? Y él/ella le preguntará cuáles son sus síntomas para retransmitirlos al farmacéutico y enseguida usted tendrá la vitamina adecuada. Los auxiliares auxilian sin que les griten ¡auxilio!.
Pero ¿se va a tragar esa pastilla a ‘palo seco’? ¡no!, adquiera su jugo, leche, o cualquier bebida de su gusto en las neveras allí dispuestas. Y unas galleticas, porque sabe que las pastillas le despertarán el ánimo y un hambre vieja que tenía y que no le afloraba.
Recuerde: Todo lo que entra, debe salir. Pase por la sección de higiénicos. Y de paso puede comprar champú, desodorante, etc., clínicamente recomendados. Se protege del mal olor y de jabones no reconocidos que poco a poco le van dejando lampiño y desollado.
¿Y la medicina de su esposa? ¿Se le olvidaba? ¿Acaso quiere llegar a casa sin ella? ¡Le reclamarán hasta enfermarle! No, ni pensarlo. Vaya al área especializada en medicinas y enseñe el récipe. Aunque le diga doctor al farmacéutico, éste muy diligente le atenderá; y si no encuentra (ejemplo) el xamtingonofomirriblan de 250mg., se lo da en su presentación genérica o la de 500mg para que use sólo la mitad. ¿Sabe por qué es confiable? Porque él está preparado para guiarle en lo que requiere, no sólo para venderle. Además, el farmacéutico es el único traductor universal de las letras de médicos, que como sabemos, parecen luces de navidad anudadas o las rayas que uno hace probando un bolígrafo.
No es como ir a una bodega y pedirle al que te despache unas pastillas para el dolor de cabeza y te termine dando un anti diarreico que te termine trancando y el tener ganas y no poder ¡sí que es un dolor de cabeza en realidad!
Las 7 normas para gozar de los servicios en farmacias y más las de auto – servicio son:
1.- Usar solamente las palabras “auto” y “medicación” en esta única oración: “Voy a ir en el auto a la farmacia a comprar toda esta medicación que me envió el doctor”.
2.- El botiquín no es sólo la cantina frente a su casa. También es la caja con medicamentos que puede comprar bajo la guía de una tienda farmacia.
3.- Mantenga los medicamentos fuera del alcance de los niños. Y dígales que comiendo sano y cuidando su higiene, es como los niños están fuera del alcance de los medicamentos.
4.- Las farmacias de autoservicio adquieren mercancías en altas cantidades como supermercados, para dar mejores precios. Usted no gastará zapatos, cauchos, batería, etc.
5.- Los medicamentos a comprar se consultan con el farmaceuta. No le haga caso a personal no autorizado, mucho menos a quien te recomiende el agua de babandí y cariaquito con coco y sal para manchas en la piel. Se pondrá peor ¡y olerá igual!
6.- Mujer, no le dé pena comprar los productos de higiene íntima acá. Hombre, no susurre al pedir los productos para intimidad. Alégrense, comprando salud para “cuidar y gozar”.
7.- Si se trasnocha en una fiesta y va a comprar “espumosas” de madrugada, pues jamás ponga “peros” para ir a la farmacia. Allí le atenderán con conciencia, prontitud, seguridad, precios “sin aumento por la hora” y sí será en beneficio de su salud.
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