Las Noches Turbias (de @OtrovaGomasREAL) Cap. 5

CAPITULO V


EL CONTRATO

El lunes doce de Enero, parcialmente recuperado de la segunda paliza, Tulio Monsanto llegó con puntualidad a la reunión del grupo. Los otros miembros al ver el estado físico que presentaba su compañero se quedaron impresionados. Luego de explicarles lo ocurrido y la tunda recibida, hizo entrega del sobre que le había arrojado encima el matón.  Aunque nadie podía imaginar que aquello fuera cierto, la premura por conocer su contenido hizo que el asunto quedara marginado. 


Como era el hábito en las sesiones del Octeto, primero que nada se hizo el tradicional minuto de silencio que habían acordado para el reposo del alma de los que caerían en las acciones vengativas, luego se prendió el reproductor de sonido haciendo que las notas del andante de la obra se propagaran por la habitación, y mientras esta sonaba, el fundador del grupo se levantó del asiento tomando la palabra para despejar el estado de expectativa.  

-Bien, veamos que ha dicho el hombre – comenzó, y mirando a Monsanto le interrogó-¿No te dijo más nada? 

-No de fondo, -contestó este lacónicamente- Ya saben que es un hombre muy callado. Habla de otra manera, solo me advirtió que para la próxima reunión no llevemos grabadoras de ningún tipo.

Mientras este hablaba Guacaral tomó el sobre por la parte superior y empezó a abrirlo rasgándolo cuidadosamente. Sacó las dos hojas de papel que se hallaban en el interior, y conforme era su costumbre en las reuniones de negocio,  primero leyó solo y en silencio su contenido. A medida que su mirada recorría el papel sus cejas fueron tomando la forma de un arco extendido, y la raya que siempre le adornaba la frente en momentos de tensión se instaló en su  sitio preferido. Miró a los otros siete miembros que esperaban intranquilos y dijo: 

-Bien, voy a leérselo en voz alta. 

"Estimado señores:
Tengo a bien participarles, que luego de un detallado análisis de su oferta, así como de las razones morales y el riesgo que involucra el trabajo solicitado, decidí aceptarlo bajo estas condiciones:
Primero: El monto de mis honorarios para la ejecución de las personas que me mencionaron es de cincuenta mil dólares americanos por cabeza. Cantidad que será pagada en su equivalente en seis tipos de valores por igual: dólares, euros, francos suizos, libras esterlinas, diamantes y oro de 24 quilates, si hay un desplome bancario en el ínterin de una ejecución, puedo cambiar las monedas por obras de arte a mi elección y del mismo precio. La entrega será en dos partes: ochenta por ciento al momento de la firma del contrato de ejecución y veinte por ciento al momento de la muerte de cada individuo. La suma se pagará con transferencia en las cuentas y lugares que les suministraré oportunamente. Les hago la aclaratoria que las cantidades por cada ejecución futura podrán subir o bajar según las circunstancias y la metodología que utilice. 

Segundo: Será a cargo de ustedes el suministro del material de trabajo para todas las ejecuciones. Considerando que su proyecto es liquidar a varios funcionarios corruptos de Argentina, la mitad del material en especies estimado para realizar las encomiendas deberá ser entregado por adelantado en un plazo no mayor de un mes desde la firma de esta carta por las dos parte, y comprende los siguientes rubros: dos litros de cianuro puro, un kilo de Ántrax, una caja de jeringas hipodérmicas, tres bombonas para buceo submarino pero llenas con monóxido de carbono, cincuenta puntas de flecha con curare, cinco kilos de dinamita en tacos, seis minas explosivas con un radio de acción de cinco metros, diez kilos de bombas gelatinosa, veinte relojes despertadores, diez metros de cables rojos, diez metros de cable amarillo y diez metros de cable negro, diez detonadores marca Siemens, tres sistemas de transmisión por radio de largo alcance, dos morteros con tres cohetes cada uno, cuatro pistolas Glock, tres revólveres Mágnum 354, veinte cajas de balas hallowpoint 9 mm, diez cajas de balas mágnum 45, un garrote masai, un puñal tantó japonés de cuarenta centímetros de penetración, una wakizashi, dos catanas samurái, una lima para afilar armas japonesas, un estilete italiano del siglo XVII con punta emponzoñada, un tenedor de puntas cónicas impregnado de veneno para ratas, dos rifles M-16 de dos mil metros de alcance con sus respectivas miras telescópicas y cien balas fragmentarias para cada uno, dos bombas de lanzamiento aéreo de veinte kilos la unidad, seis sub ametralladoras Thompson con dos mil municiones, diez gramos de toxina botulínica pura, tres latas de  tetrodotoxina o una pecera con varios peces fugu para que yo mismo se la saque, tres vehículos con matricula inidentificable, una mujer muy bella dispuesta a todo y que no pregunte nada, seis cajas de lápices Mongol una botella de Coca Cola llena con ricina, dos chalecos, , un sombrero, dos pantalones y seis interiores antibalas, un  frasquito de mercurocromo y tres cajas de curitas. Todos deberán ser probados previamente por ustedes o por gente de su confianza para darme garantía de calidad.
Para facilitarles la obtención del material les puedo recomendar estos centros de distribución: en Colombia en el área del Alto Apure venezolano, llamar en voz alta al Sr. Pedro a las 7 de la noche del lado este del río frente a la venta de papayas de doña María , en Siria, en el Hotel Concorde, preguntar por Amir, el mesonero loco, en Irán en la mezquita de Sehij Lutfullah en Ispahán, dejar una nota con su dirección metida en un sobre negro en el velatorio de Sahanmhar Josehim, en Irak en el hotel Bauska de Bagdad, hablar con el ciego que se sienta en el lado izquierdo de la entrada de atrás. Este material también puede ser obtenido de cualquier distribuidor independiente europeo o americano reconocido, pero no acepto armamento chino, ruso o de países subdesarrollados." 

En ese instante Estanislao Miquilena interrumpió la lectura poniendo cara de asombro:
-¡Joder, este va a acabar con toda la Argentina! 
Haciendo una pausa Guacaral colocó por un instante la carta sobre la mesa y sonriendo le respondió en tono irónico:
-Lo que me imagino es que ya hizo un inventario a fondo de la administración pública.
Víctor D’Onofrio también sonrío pero añadió un comentario que termino con el asunto:
-Creo que sabe lo que hay que hacer, sigamos…
El presidente de la organización lo miró con complicidad y reemprendió la lectura:

"Tercero: Una vez suministrados los nombres de las personas a ejecutar y los detalles y pruebas del caso, este  será previamente sometido a un juicio sumario de mi parte, y solo después que los declare culpables serán eliminados en un plazo no mayor de diez días. Si los considero inocentes o tengo dudas serias devolveré el dinero entregado en una semana, menos un cinco por ciento por los gastos de estudio e investigación.
Cuarta: Me reservo el derecho de conservar o recuperar los cadáveres para fines de colección o experimentación, así como liquidar a los sentenciados de la manera como me plazca, incluso subcontratando personas de mi libre escogencia.
Quinta: Todos los contactos con su organización los haré con el señor Tulio Monsanto."

Al oír esto, el adolorido mensajero de la carta saltó de la silla como si lo hubiese lanzado un resorte.
-¡No, por favor, no! Que escoja a otro, si no renuncio...
-Calmáte Tulio- lo tranquilizó Guacaral- seguro que te ha tomado cariño.
-Cariño… ¿Cómo? Si ese boludo es un enfermo mental…
Esta vez fue Gunter quien trató de sosegarlo:
-Creo que eres la única persona a la que le tiene confianza porque sabe que le tenés miedo, podés estar tranquilo, conozco la psicología de ese tipo de gente.
-Es cierto- lo apoyaron los otros.
Tulio no contestó. Frunció el ceño y se agarró la cabeza sin disimular la preocupación.
-Bueno, déjenme terminar, que esto sigue- dijo López Guacaral y reanudó:

"Sexta: A la fecha de firma del contrato cambiaré de nombre y domicilio y no será posible contactarme de nuevo sino cuando yo decida hacerlo o por medio de la persona mencionada.
Séptima: Las personas facultadas por su grupo deberán firmar esta carta de intención el día lunes a las 12 en punto de la noche en mi actual residencia, a la que deberán comparecer sin ningún sistema de grabación o conservación de pruebas, incluyendo loros tropicales. 
Octava: Aun cuando trabajo solo, podré requerir la ayuda personal de alguno de ustedes en caso que lo estime conveniente y ella me será suministrada sin reservas.
Novena: Una vez firmada por las partes esta carta de intención contractual, las dos copias serán destruidas, quedando solo el recuerdo o las notas que deben tomar de su contenido. Todas las personas que lo conocieron, y de las que me darán los nombres y direcciones, deberán abstenerse de hacer el más mínimo comentario sobre el tema, incluso con sus familiares más íntimos. En caso de haber una filtración quedo en libertad de responsabilizar de ello a cualquiera de ustedes al azahar, al igual que lo podré hacer con todos, y fuera de la liquidación personal del responsable habrá una pena complementaria: la ejecución masiva de los familiares de todos los miembros de la organización.
Décima: La falta de cumplimiento de las obligaciones de su parte me libera de todo compromiso con esa organización y me da derecho a cualquier cosa."

Cuando terminó la lectura un silencio pesado se apoderó del ambiente. Ninguno de los presentes se movió de los asientos y sus caras rígidas develaban el estado de ansiedad y temor que les produjo la lectura. Todos sabían que relacionarse con asesinos a sueldo es algo extremadamente peligroso, pero ahora lo experimentaban personalmente. Fue después de unos segundos que López Guacaral les regresó a la realidad:

- Bien, también debo decirles que esta carta está escrita en alfabeto Morse, así que no hay forma de saber quién la escribió.
-¿Voz leés Morse?- Interrogó Miquilena un poco sorprendido.
-Sí, lo aprendí cuando vivía en Los Ángeles y era la única manera de comunicarse debido a la contaminación.
La escena dominada por aquella atmósfera de inseguridad fue interrumpida otra vez por Miquilena:

-Bueno, lo tomamos o lo dejamos…que opinan. Yo me pregunto ¿No es más segura la Cosa Nostra o la Mafia siciliana?
Monsanto fue el primero en apoyarlo:
- Sí yo también lo creo, ese tipo es un peligro, deberíamos buscar a otro, en Honduras, Venezuela y en el medio oriente abundan los asesinos y son mucho más baratos y razonables.
El precio no es el problema -interrumpió el presidente- lo que importa es la seguridad de que haga un trabajo continuo y sin errores, vos sabés como abundan los incapaces, es un imperio universal con millones de miembros sueltos por todas partes, y en este caso no estamos hablando de mantener bonito un jardín. El fulano Kurlo tiene la ventaja de que aparentemente es perfecto, responsable, posee un gran historial de violencia, una frialdad pasmosa y sobre todo una habilidad y una imaginación extrema. Al menos es lo que dicen todos los que le conocen y trabajaron con él. Ustedes lo saben porque estudiamos antes todos los aspectos de la selección.
-Yo lo contrataría- apoyó Erath.
-Y yo -le siguió Víctor D’Onofrio. 
-Igual me pliego –dijo Pitaluga.
Mario del Bízcalo miró a los demás, pensó un instante, pero luego se adhirió a la propuesta.
-Bien- concluyó López Guacaral sin esperar la opinión de los restantes, que aunque no habían hablado ya eran una clara minoría- Será nuestro hombre. Lo contrataremos. El lunes a las 12 de la noche Erath y yo iremos con Monsanto a su casa para firmar y puntualizar los detalles. Recuerden que nuestra próxima reunión queda pospuesta para el martes a esta misma hora, antes no tiene sentido porque estaríamos con las manos amarradas.

Apenas terminó de hablar se levantó de la silla siendo seguido por los otros siete miembros de El Octeto. A medida que iban saliendo del reservado, sus caras serias y rostros fruncidos daban la impresión que había sido la reunión de directiva de una empresa agobiada de problemas. 
Afuera, en pleno fulgor de la noche de Buenos Aires los ocho hombres se dispersaron partiendo cada uno por su lado. Aunque era una noche agradable de los últimos días del verano, el sabor a muerte, a venganza confundida con justicia y resentimiento que estuvo presente en la reunión quedó pesando sobre ellos. A pesar de que ninguno se atrevió a expresarlo, todos llevaban incrustado en el cerebro esa desagradable sensación de incomodidad que produce salirse de los causes de la ley.

En uno de los linderos de la ciudad el majestuoso Río de la Plata fulguraba bajo los estrellas, y en la lejanía, el tiempo lento y acentuado de un tango llorón dejaba escuchar el abatido mensaje de su letra.


Autor: JAIME BALLESTAS (OTROVAGOMAS)

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