Reuben Morales
Producto de la crisis, los venezolanos nos ponemos extremistas: lo nuestro es chimbo y lo de afuera, lo mejor. No es difícil caer en este juego. Si a uno le toca vivir aquí día a día, puede sentirse inmerso en una especie de prisión, pero calma… no todo está perdido.
Tenemos muchas cosas buenas. Aunque me da rabia. Muchas veces no somos capaces de verlas hasta tanto no venga un extranjero y las resalte. Ahí sí decimos: “¡Somos lo mejor!”.
Tenemos muchas cosas buenas. Aunque me da rabia. Muchas veces no somos capaces de verlas hasta tanto no venga un extranjero y las resalte. Ahí sí decimos: “¡Somos lo mejor!”.
Una buena solución para subirnos la moral podría ser que la cadena Hard Rock Café monte restaurantes en los puntos más inimaginables del país. Podría empezar por el estado Bolívar: Hard Rock Café Ciudad Bolívar. Entras a este local y comienzas encontrándote memorabilia de la farándula local. Un cuadro con una espada de Rubén Limardo, otra pared con una guitarra del maestro Antonio Lauro y un maniquí llevando un liqui liqui de Rummy Olivo.
Cuando pasas a sentarte, te encuentras con un menú criollo, pero ofrecido de una forma trendy: fried sapoara, masapan sticks, bocachico wings and sarrapia dessert.
Todo acompañado de bebidas como ponsigue rum and papelón juice. Al fondo, una tarima donde se presenta el Hard Rock Live. Esa noche… en exclusiva… ¡Guayanean Serenade!... presentada por el nativo animador estrella de Venevisión: Henry Whistle.
El Zulia no se podría quedar sin su local. Ellos tendrían Hard Rock Café El Saladillo. Entras al mismo y el orgullo zuliano comienza a desbordar. Un cuadro con un sostén de Lila Morillo. Otro, con el último mechón de cabello de la cabeza de Argenis Carruyo. En una pared, hay un marco delimitando la primera póliza de seguro de Gilberto Correa. Aquella con la cual aprendió la máxima de “es mejor tenerla y no necesitarla, que necesitarla y no tenerla”. En otra pared, un cuadro con la gomina de Daniel Sarcos.
Dentro de un cubo de vidrio, el primer escupitajo de chimó de Luis Aparicio. En el rostro de un maniquí, unos lentes del Monumental de la Gaita, Ricardo Aguirre.
En otra pared, una luz iluminando un marco grande, pero vacío. Pareciera no contener nada. Se equivocan. Es el bajo imaginario de Gustavo Aguado. Luego uno pasa y se sienta en una mesa. Ahí ofrecen la típica gastronomía zuliana, pero con un toque chic: frog’s little water, me me, coconut goat, coconut rabbit, coconut iguana, coconut coconut, rotten eggs and hairless pussies. Al fondo del Hard Rock Café El Saladillo, también la tarima para el Hard Rock Live. Esa noche, un especial con Big Coquivacoa, Morales Corner, Saint Louis and Fifteen Maracaibo, todos presentados por Leonardo Villawolfs.
Uno gozaría tremenda rumba en estos locales. No lo dudo. Sentirías que “el mundo ya conoce lo nuestro”. Pasaría la noche con un orgullo nacional irónicamente exacerbado por un extranjero. Todo, hasta el momento de ver el monto de la cuenta. Ahí se te exacerba otro orgullo nacional. Recuerdas que tenemos las mejores calles del hambre del mundo y que éstas aún no están dolarizadas.
Fuente: www.reubesmorales.com
2 comentarios:
Le recuerdo al estimado Reuben Morales que Daniel Sarcos POSITIVAMENTE, DEFINITIVAMENTE, RADICALMENTE y todo lo que termine en MENTE, NO ES ZULIANO, nació en Caracas, es hijo del Guaire y de la cota 905.
Por lo demás todo lo del Hard Rock Café Saladillo quedó del carajo...me reí especialmente con lo del bajo imaginario de Gustavo Aguado o Gus Watery (como prefieras)
Por cierto, típico error del foraneo, CUCA no debería traducirse como hairless pussies, porque en perfecto zuliano se traduciría hand job
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