No te dicen Terremoto, porque suena a catrástrofe como la película de los años setenta o por los malos recuerdos en cada país devastado por tu desplazamiento de placas tectónicas (otro duro golpe a los incultos), entonces te dicen sismo para que ese sofismo baje el temor. Casi la misma cagada que en Venezuela le dicen "privado de libertad" al preso, como sí esos dignifica al culpable y hace sentir mejor al injustamente apresado.
Pero, ¡ALERTA SISMO!, estás haciendo el mal por hacer todo mal. Le quitas la casa o apartamento al inocente y en cada evento sísmico al que te autoconvocas, jamás te llevas a un político corrupto, a un violador, a un delincuente, a uno que le pega a su pareja o a una seduce hombres para robarlos.
Yo sé que son tan malos que ni la tierra se los traga, pero ya que vas a venir a dar tanto dolor, como señal de que te estamos causando dolor (¡¿retaliación?!), al menos sé coherente y llévate a los que son más culpables de golpearte, porque echan bolsas de plástico al mar, lanzan gases contaminantes de sus carros tuneados sin control o echan aceite por las cañerías para que te suba el colesterol.
No te pido que vengas a ponerte al día luego de leer ésto, pero sí te toca venir sin avisar, al menos, no destruyas al que sirve ni lo que le sirve al que sirve. Llévate al que hace daño y verás como poco a poco, con ese ejemplo y con más gente buena, te haremos menos daño y sentirás el desarrollo ecológico tan creciente, que tus placas se alinearán sin presión y no tendrás más esos espasmos que nos tienen la vida en una temblorina.
Tú sabes dónde están los malos, trágatelos y sí no te gustan, al menos compáctalos y nosotros vemos cómo los reciclamos o los metemos en un educativo museo del horror.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario