Hay cosas en la humanidad
que no entiendo, pero que las comparto. Una de ellas es que con tanto qué ver en Nueva York a nivel cultural, artístico, arquitectónico, musical y
hasta financiero, la gente lo que busca es todo lo referente a la comida de Nueva
York y/o ciudades aledañas, dejando todo lo demás como circunstancial (lo ven
mientras buscan otro lugar u otro tipo de comida).
Parece que al pisar la
ciudad se les despierta un hambre vieja y, como siempre en las películas americanas
buscan destruir a la Casa Blanca o a Nueva York, prefieren atiborrarse de
alimento no sea cosa de que ese día sea el Armagedón (ojo, FBI, estoy
refiriéndome a un dato de entretenimiento hollywoodense, no vinculen esto a cosas
raras que trunquen mi petición de visa americana).
La comida de Nueva York
inicia con el perro caliente original, ese donde te sirven la salchicha y el
pan y un toque de mostaza y sanseacabó, distinta a los de Venezuela que se les
echa salsas, papas, huevo, quesos, aguacates, donas, aspiradoras, marcos de
ventanas y mal de ojo.
Pero hay más, porque, así
como es la capital financiera del mundo, la “Ciudad Gótica o Gotham” de la vida
real, su convulsionada forma de existencia les obliga a tener comida rápida. Por
eso es que jamás se les ve tranquilo haciendo un asado con los amigos, mucho
menos lavando una panza para preparar un mondongo o hacer una sopa de gallina
con pescado para acompañar los velorios.
Otros aperitivos que se acostumbra comer en Nueva York
A los latinos, españoles,
franceses, sur – coreanos, alemanes y japoneses nos encanta copiarnos de todo
lo que surge de USA y buscar mejorarlos, llevarlo a nuestras tradiciones más
ordinarias y venderlo más caro.
Por eso, además de los
perros calientes y hamburguesas, ya deberíamos de conocer y explotar estos
platos de comida callejera que son bastante restables, así como ya en Estados
Unidos y demás países han explotado a los tequeños, arepas, hallacas, los
tacos, burritos y la bandeja paisa.
Bagels:
Estos panecillos redondos y agujereados, originarios de la comunidad judía, son
un clásico del desayuno neoyorquino. Son ligeros para que las mujeres creen que
no están engordando y para los hombres se venden por media docena a ver sí los
llena.
Pizza estilo Nueva York:
Con una base fina y crujiente, esta pizza se sirve en porciones gigantes
llamadas "slices". En la línea de comida de Nueva York es la manera
de comer la pizza y que no salga tan cara. Pero en realidad, allá o acá o
acullá, sale más cara así, solo que hay muchísima gente que piensa que ahorra cuando
compra su pizza por rebanada.
Pretzels:
Un snack salado muy popular en las calles de Nueva York. Hay que venderlos como
“churros salados”, ya que por su nombre y sabor los churros dulces son siempre
una gran venta, así que en contraste estos serán ideales para aquellos
borrachos que no combinan alcohol con postres. Y borrachos acá, hay muchos.
Sándwich de pastrami:
Este sándwich con carne curada y especiada, es un clásico de la comida de Nueva
York (lo he visto en muchas películas). Por lo visto llena bastante, así que
sirve de almuerzo y sobra para llevar y cenar. Por eso, al cubrir dos de las
tres comidas, mejor cóbralo más caro
Tarta de queso estilo
Nueva York: Un postre cremoso y delicioso que se ha
convertido en un símbolo de la ciudad. Algo bueno para vender en otros países,
no sólo por su buen sabor, sino porque al llamarse New York, toda la gente
superficial lo va a querer. A esos, véndeselos más caro.
Egg Cream:
Una bebida típica de Nueva York que, curiosamente, no contiene huevo ni crema;
pero con la misma, ahorras en insumos como la crema y satisfaces a aquellos que
gustan mucho del huevo.
Comida de Nueva York que todos quieren
Desde hace unos treinta
años, todos los visitantes de la ciudad que nunca duerme, buscan en sus más de
5.000 lugares de comida estables y 12.000 móviles, el plato de comida de Nueva
York más conocido y a su vez, menos existente: el Khlav Kalash, la
misteriosa comida callejera que aparece en el episodio "The City of New
York vs. Homer Simpson" de Los Simpson. En la serie, Homero compra un Khlav
Kalash junto con jugo de cangrejo, pero en la vida real, esta comida no
existe como un plato auténtico.
Eso es una falta de la
ciudad de Nueva York para con los turistas propios y foráneos. Deberían de
venderlo; algunos fanáticos han intentado recrearlo, imaginándolo como una
especie de kebab o pan relleno con especias.
Aquí o en otros países
deberían de picar adelante y rellenar una arepa o un taco o acompañar una
bandeja paisa o un simple pan de hamburguesa o perro caliente con cualquier
cosa que se les ocurra y ponerle especias y dátiles (tipo Medio Oriente) y
llamarlo Khlav Kalash, ¡de seguro se vende más que la galleta OREO o la carne
de gato que venden a la parrilla en los estadios!
Quede pues, amigas y
amigos el ejemplo de que la comida de Nueva York, por rápida, sencilla y
funcional, es una necesidad comprensible para el viajero a esa ciudad eje del
mundo y que sirve de modelo de negocios si tienes la capacidad de seguir las
recetas, acoplarte a los estilos y de cobrar caro por el hecho de ser platillos
de origen neoyorquino.
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