Este mundo nos está haciendo sentir chiquiticos e
intrascendentes. Bueno a ustedes a mí no. Bueno, mentira a mí también, ¡pero
más a ustedes!
Andar con temor, pánico, incertidumbre, paranoia, desesperación
es andar con un montón de gente tóxica, como en bus de pueblo y uno como que va
debilitándose y quiere ser más fuerte.
¿Y quién más fuerte que Superman, “El Hombre de Acero”,
que ha aguantado un montón de películas para cine y comics bastante malos hasta
donde lo han matado?; eso es ser de acero.
Con razón en Batman vs Superman dijo “este
planeta no me deja ser bueno” y es que, ¿quién?, entre políticos
corruptos, la OMS y quien te vende una mascarilla desechable a precio de
bitcoin nos tienen ya locos.
Por eso quisiera ser de acero, como lo son las mejores sartenes que usa mi mamá y que
aguantan candela, intemperie, óxido y la cabeza de mi papá cuando ella se lo
atiesta tipo caricatura de Bugs Bunny o
Tom y Jerry.
Más no cualquier acero, sino el inoxidable, sólido, ríspero,
maleable, elegante, seguro, rendidor, duradero, complaciente así como yo pero
sin ser de acero –aún-.
Porque retomando el ejemplo anterior de lo que sería
bueno ser, basándome en las sartenes acero inoxidable muy particularmente porque estoy redactando con un hambre
inmensa y oigo ruido de sartenes y nada que me llaman, como si mi estómago estuviere
recubierto de acero, ser inoxidable me parece favorecedor por las siguientes
razones:
-
No me oxidaría cuando llueva, cuando me
bañe (so riesgo de que me tengan que sacar desnudo del baño los bomberos y se
molesten de envidia por verme el hierro) y cuando llore mi soledad, hecho muy
frecuente.
-
Sería a prueba de balas, cuchillos, golpes
y por ende, saldría a buscar camorra o con dinero
y equipos electrónicos a las calles sin miedo a que me hagan algo y yo,
dándoles con mis puños de acero como Superman, enseñándoles a volar sin capa.
-
Comería lo que fuera, ya que tendría
estómago de acero (sí, aún tengo hambre y sólo escucho sartenes sonar, se oyen
bien de batería, pero no escucho chirrear aceite ni olfateo el pollo).
-
Conseguiría a la mujer ideal, ya que ella
tendría una personalidad magnética y se pegaría a mí.
Pero como todo en la vida, hasta esta fantasía que sólo
se cumplió en Alex Murphy cuando lo hicieron Robocop, tiene sus desventajas:
-
Me detendrían en los aeropuertos al
activarse los detectores de metales.
-
Sería propenso a que me caigan relámpagos.
-
Me movería más lento como el Hombre Bicentenario
de Robin Williams.
-
Andaría siempre como pesado.
-
Hundiría la cama, colchón y suelo lo que es
peor porque vivo en un segundo piso.
Por lo
tanto hay que abandonar a la fantasía irrealizable y volver a la realidad. Y ya
que estamos en abandono, vamos a abandonar también los pesares, que caen como
una caja de acero en el lomo del ánimo.
Argenis Serrano - @Humoristech
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